Creo que no conocía al grupo «La buena vida», no tengo a Helena para que me ponga al corriente o me informe de los grupos musicales pero hoy, en mi recopilación de noticias sobre accidentes de tráfico, leía que el bajista del grupo «La buena vida» Pedro San Martín, perdía la vida en un accidente de tráfico. Su coche se salía de la vía en la carretera N-120 Burgos-Logroño.
Cada día se pierden vidas en las carreteras. Personas anónimas, sin cara en las frías noticias, números en el papel, pero personas importantes en cada una de las casas donde dejan una silla vacía en la mesa, una habitación llena, y un corazón roto en las personas que les querían. Cada día conozco a nuevos padres que han sufrido esta pérdida.
Pero cuando son personas conocidas, artistas, cantantes, políticos, etc., siempre tengo la esperanza de que se unan a los que llevamos tiempo clamando en un mundo de prisas y coches en el que se siente irremediable o como una fatalidad, el que cada día alguien se quede en las carreteras o en las calles.
El nombre de este grupo que ha perdido a uno de sus miembros me sirve también para relacionarlo con lo que sucede después de una de estas pérdidas: se acaba la buena vida.
Aparece una nueva que puede que esté llena de buenos momentos o de esos que relacionamos con una buena vida pero ya nunca nos parecerá buena porque nos falta algo muy valioso: nuestros hijos, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestro grupo favorito.
No os acostumbréis a la pérdida en accidentes de tráfico. No es una enfermedad para la que no haya cura. No es cierto, sí es evitable. La buena vida empieza por vivirla con los que queremos.
Mis mejores deseos para la recuperación de Nacho Vegas, herido en este mismo accidente. Vuestro dolor es también el mío porque, antes, ya fui yo.
Caminamos deprisa y sin rumbo.
Aquel día abrasaba el sol.
Cruzamos corriendo las Siete Autopistas,
perdimos el control.
«Perdimos el control» Nacho Vegas.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol