(Post escrito el 3 de enero de 2008 por FZ madredHelena)
Cinco meses después de haber perdido a mi hija, llena de dolor e intentando concienciar, yo escribía esto:
«En Abril del 2005, mi hija Helena, la única que tenía, murió por el impacto recibido en su coche por un coche cuyo conductor conducía bajo los efectos del alcohol. Tenía 20 años.
Por ello quiero compartir con vosotros estas reflexiones:
Las muertes en carretera de los jóvenes de 18 a 20 años representan del total de población un 8% y de 21 a 24 años un 11%. Esta sangría tiene que acabar. No podéis convertiros en sólo una estadística para esta sociedad»
Este era el inicio de mi carta abierta a los jóvenes. Hoy, dos años después, me alegra saber que esta estadística está cambiando.
Hoy, leía, que los menores de 24 años encabezan el descenso de muertos en carretera. Que en los jóvenes de entre 15 y 24 años la mortalidad ha bajado un 46% y, aunque no dejan de ser estadísticas, me alegro por ello.
Aunque los resultados de este periodo entre 2003 y 2007 quieren presentárnoslo con cierto optimismo, estamos en época electoral, no hay que ser triunfalistas porque 2.741 víctimas en 2007 son muchas «Helenas», pero no dejan de ser buenas noticias.
Pero no olvidemos que estas cifras siguen sin ser reales.
No se contabilizan los muertos por causas de accidentes después de las 24 horas, ni los muertos en los hospitales después de 30 días de producidos los accidentes, ni los que mueren en ciudades, pueblos, zonas urbanas.
Aún así, me alegro por vosotros, jóvenes.
Porque podéis demostrar que no todo es culpa de la juventud, aunque aún sois muchos los que os quedáis en la carretera.
Y, a pesar de mi dolor, me alegra esta noticia porque me considero parte implicada en este descenso. Permitidme que así lo crea. No es por vanidad, es porque lo necesito para seguir viviendo o sobreviviendo.
No estoy en mi mejor momento. Se puede decir que hoy, precisamente, estoy enferma, pero he conseguido sacar fuerzas para escribir esta noticia, porque me alegra el pensar que la muerte de tantos otros jóvenes está sirviendo para que otros se salven.
¡Bien, jóvenes, bien! Seguid así.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro tomó.