(Lazo solidario de las víctimas de tráfico)
Creo que desde que murió mi hija, por culpa de un conductor borracho, ésta es la segunda reforma de la Ley de Tráfico. Y ésta, especialmente, me parece que no sirve para nada. Al revés, va a tener un efecto demoledor en lo referente a la seguridad vial.
Una reforma que ha tratado de contentar a algunos, a los que menos les importa la seguridad vial, y ha enfadado a demasiados afectados por la inseguridad vial.
Si empezamos por algunas asociaciones de automovilistas y algunos partidos, se ha tratado de contentarles aumentando la velocidad en algunos tramos de autovías y autopistas a 130.
Si seguimos con el tema del casco para los ciclistas, al final han tratado de contentar a las asociaciones de ciclistas no imponiendo el casco como obligatorio en ciudad, solo en lo que se refiere a los niños y jóvenes menores de 16 años.
Y en lo referente a drogas como el alcohol, en lugar de hacer modificaciones encaminadas a “Alcohol 0,0”, todo lo contrario.
Parecía que, al menos, con las multas que se iban a imponer, a muchos les haría desistir de beber y conducir (1000 euros de sanción por dar positivo).
Y ya sabemos que en este país solo se entiende “el palo y tente tieso”, pero eso tampoco ha sido posible. La sanción seguirá en 500 euros y solo será 1000 si se duplica la tasa permitida, es decir, 1 gramo de alcohol por litro de sangre.
Con ello, se acallaban las voces de que esa era una medida solo recaudatoria. Otra forma de contentar.
Pero es que cuando se hace una reforma de la Ley de Tráfico, no se hace para contentar a unos u otros, se hace para salvar vidas, y con esta reforma se van a salvar muy pocas, al revés.
Un conductor con un gramo de alcohol en sangre no está para sancionarle con 1000 euros, está para meterlo en la cárcel. El que mató a mi hija dio en el primer control 1, 07 miligramos por litro de aire aspirado y en la segunda 1,08, y se demostró que en su estado ni la vio, se la llevó por delante.
En fin, una nueva reforma que no sirve para nada, eso es al menos lo que pensamos las víctimas.
Y por cierto, ¿Recoge algo sobre que si un conductor no puede soplar se le pueda tomar una muestra de sangre para saber el nivel de alcohol que llevaba, sin necesidad de mandato judicial?
¿Y de las peticiones de las asociaciones de víctimas para que se incluya como asignatura obligatoria la Seguridad Vial, en todos los niveles de la enseñanza? Yo no he visto nada. Lo que decía antes, nada de nada.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.