Días de cifras

 

calaCasi es insoportable ese baile de cifras, anónimas, frías y siempre con el mismo soniquete «menos que el año pasado». No nos damos cuenta de que los muertos siempre suman, y para los familiares son siempre más, nunca menos.

Y por si era poco ese recuento de fin de año, o de inicio de año, estos días se acumulan las noticias. Las malas, claro. En solo nueve días de este nuevo año, no dejamos de conocer cómo algunos mal nacidos siguen quitando vidas inocentes.

Pobre ese bebé que se ha quedado sin madre porque un indeseable se ha pasado varios semáforos a toda pastilla.

Y es que matar con un coche se está generalizando, que hasta los actos terroristas lo están copiando, haciendo cierto eso de que un coche puede ser un arma.

No entiendo este mundo.

Víctimas mortales del año 2016 (no definitivas) 1.160

Víctimas hospitalizadas  en siniestros con víctimas mortales 5.067

Víctimas de estas navidades  34 personas.

Pero sabremos poco sobre un bebé con 11 mese que ha muerto en Álava, o sobre un joven de 24 años y una chica de 18  que han muerto  en la M-113,  o  un hombre cerca de Tabernas, Almería, como consecuencia de un choque. Y por qué un joven mató a una mujer en Almería, y su marido está grave y se dió a la fuga. Y a cuántos podría haber matado el kamikaze del la A-92, si no llega a ser detenido gracias al coche patrulla de la guardia civil en Guadix.

Alguien dijo algo así como de qué sirve lo que hacen los hombres si en un segundo se puede perder.  Pero yo quiero pensar en esta otra frase del libro «El atlas de las nubes» de David Mitchell:

«¡Y cuando exhales el último suspiro, solo entonces te darás cuenta de que tu vida no ha sido más que una minúscula gota en el océano infinito! Y sin embargo ¿qué es un océano sino una multitud de gotas?»

Ese es mi intento: ser una gota.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

 

 

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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