Morir, Fallecer, Matarse

Estoy segura que el título de este post no es lo más adecuado para estos tiempos de paz, felicidad, y alegría, pero me viene muy bien para dar un poquito la matraca en estas fechas.

He de decir que este post me lo ha inspirado la periodista Maite Cañamares. Ella, para los que no la conozcan, dice verdades como puños, cuando se trata de comentar noticias sobre seguridad vial. Quizás porque solo los que han vivido en sus carnes una desgracia, saben ponerse en el lugar del otro, saben de solidaridad.

Hace unos días, ante la información de la DGT sobre el número de víctimas de tráfico en lo que va de año (de las que se controlan), Maite escribió: «Morir» y/o «fallecer», verbos que se convierten en activos conjugándolos con «haber». Pero en el tráfico hay muchas, muchísimas, muertes pasivas: personas que «han sido muertas» o «han sido fallecidas» por la acción irresponsable de otros, lo que significa que no «se han muerto», ¡¡¡las «han matado»!!!. Sigamos mezclando víctimas y victimarios y, al tiempo, quejándonos de la insensibilidad de la sociedad; continuemos, como siempre, en el presente perfecto…

dgt

¡Cuánta razón!

Y ese comentario me llevó a recordar mi propia experiencia. Cuando escuchamos el mensaje telefónico más inquietante y demoledor que hemos escuchado en toda nuestra vida, cuando confirmamos con una llamada que ese mensaje era el presagio de lo peor, unas almas caritativas, nos encontraron por la calle, despavoridos, fuera de control, desencajados hasta el punto que hubo quien después nos dijo que nos habían visto y no nos conocieron, sino que nos confundieron con dos ancianos, pues, como decía, unas almas caritativas, nos recogieron y nos dijeron que nos llevaban en coche a no sé qué lugar, porque en esos momentos no sabes ni donde vas, pero era un lugar donde nos iban a confirmar nuestra tragedia.

En ese momento, en mi locura, comencé a llamar a mis familiares y las palabras que les comuniqué fueron las siguientes: «Dicen que Helena se ha matado».

«Dicen», porque yo no lo podía creer, y «se ha matado», porque siempre que se habla de los que mueren en «accidente de tráfico» se suele decir así.

En ese momento, yo no conocía el motivo ni la circunstancia. Fue después cuando supe que un conductor borracho había producido la muerte de mi hija. Que ella no se había matado, la habían matado.

Pero cuando la DGT está dando esos datos, y en su gran mayoría ya se sabe cual ha sido el motivo de ese deceso, la DGT habla de «han fallecido», como si todos hubieran muerto de muerte natural, se hubieran matado, se hubieran quitado la vida con un coche, o se lo hubieran buscado.

Sí, yo misma utilicé términos y tiempos inapropiados. Porque ya se encargan de llamarlo «accidente de tráfico». Porque esta sociedad sigue pensando que es normal morir por o con un coche. Porque nuestros políticos, instituciones, o gobernantes, nos acostumbran a que cada año, cada mes, cada día, haya un número previsto de muertos, que fallecen, mueren, como si fuera algo normal.

De esos 1.165 muertos que llevamos este año (de los que se controlan), pocos se habrán matado. La gran mayoría habrán sido matados por otros conductores con exceso de velocidad, con alcohol u otras drogas, por violencia vial, por ir mirando el móvil, por el mal estado de la carretera o porque alguien no diseño bien una vía. Pero es que hasta no suena bien lo de «muerto por» o «matado», queda mejor «fallecido».

Yo, después de mi famosa frase de «el alcohol que otro tomó a ella la mató», prefiero siempre firmar como, Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

P.D. Gracias, Maite, por ser mi acicate.

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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