¿Fatalidad?

El lazo de las víctimas de accidentes de tráfico

Sí, así anunció el locutor la noticia, como una fatalidad: dos niños de 1 y 10 años, hermanos,  morían el viernes, en un choque de coches en el kilómetro 5,3 de la carretera A-308 de Granada. Los padres están gravemente heridos.

Después, decía que el conductor del otro coche había sido detenido por superar el índice de alcoholemia.

Y yo no podía dejar de repetir ¿fatalidad, fatalidad, fatalidad?

En todas las noticias que he podido leer en ninguna dan demasiadas explicaciones ni el nivel de alcoholemia del conductor implicado en el siniestro, pero fuera cual fuese, este hecho no es una fatalidad. El detenido, un joven de 27 años de iniciales D.R.N., está acusado de homicidio imprudente y un delito contra la Seguridad Vial,  porque así lo define la ley, pero cuándo se nos va a meter en la cabeza que un coche puede convertirse en un arma para matarse o matar, y si el que conduce lo hace bajo los efectos de alcohol u otras drogas es un asesino en potencia.

No, no podemos seguir considerando los siniestros de tráfico como una fatalidad. No podemos seguir pensando que esto es una lotería que nos puede tocar o no. No podemos seguir pensando  que es una consecuencia del progreso. No podemos ser indulgentes porque todos estamos en la calle o en la carretera y podemos ser causantes de un accidente. Todos tenemos que ir con más de cinco sentidos. Y si te falta alguno de ellos, no conduzcas.

Fatalidad es el título de una canción de Gigliola Cinquetti y se refería a que el amor es una fatalidad. Los accidentes producido por irresponsables no son una fatalidad.

Mi solidaridad y mi apoyo para esta nueva familia que, aún en el mejor de los casos, como dijo mi marido cuando escuchábamos la noticia: esos padres, si se salvan, querrán morirse.

Vuestro dolor es también el mío porque, antes, ya fui yo.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.

Fatalidad,
el amor es fatalidad,
aunque a veces parezca el camino
de la felicidad.

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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