Querida hija, un cumple más. Cuarenta y uno. Te haces mayor, aunque tu rostro será siempre joven.
Intento imaginar cómo serías ahora, cual sería tu vida; tu estado; tus sentimientos; cómo serias de feliz; cuántos hijos tendrías; cuales seguirían siendo tus aspiraciones… y solo soy capaz de contestar a aquellas cosas que me encantaría que fueran realidad y que, por supuesto, sería a mí a quien más felicidad me daría.
Perdóname por ser tan egoísta.
Y solo me puedo conformar con llevarte flores al cementerio. Las que más te gustaban, tus predilectas. A veces, me cuesta encontrarlas, pero aunque sea difícil, no desisto. Y me cobran demasiado por ellas, pero no me importa, es el único gasto que tengo contigo, el único regalo que puedo darte.
Y nunca te faltan las de la tía Rosario y Margarita. Tampoco las de la tía Luisa Fernanda, que me las va dando poco a poco y yo las voy administrando.
Hace cuarenta y un año yo estaba muerta de miedo. Me enfrentaba a algo muy esperado pero lleno de incógnitas. ¿Cuánto dolería? Nada comparado con el dolor que ahora siento. ¿Cómo serías? Entonces no había esas ecografías en tres dimensiones en las que se distinguen algunos rasgos. Ni siquiera teníamos seguridad en el sexo hasta que saliste. Pero ahí estabas, entera, no te faltaba de nada, y, aunque cuando te pusieron encima de mí casi no me atreví a tocarte, te abracé y tu sangre se pegó a mi piel, para toda la vida.
No entiendo esta vida, no sé qué sentido tiene dártelo todo para después quitártelo.
Hoy, coincidencias, por fin hemos conocido a otra personita que ha venido a este mundo y va a llevar tu nombre, para que no se pierda. Espero que la protejas.
El hada Helena
Os llevaréis cuarenta y un años y tenéis el mismo mes de nacimiento.
En fin, seguimos con mucho dolor porque te perdimos demasiado pronto y te disfrutamos muy poco, pero seguimos hablando de ti como si acabaras de nacer, como si ese día que te conocimos, que nos elegiste como padres, fuera ayer.
Nuestra vida tiene tres etapas, seis años antes de tenerte, veinte teniéndote, y veinte sin tenerte. Y creo que lo que nos quede por vivir será, siempre, contando desde que no te tenemos.
Querida hija, gracias por elegirnos como padres. Ojalá algún día podamos estar juntos. Te queremos.
Cada año es uno más,
para recordar,
para calmar,
para esperar,
el principio, o el final.
Cada año. Flor, madredHelena
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, a la que mató un conductor borracho.
Dice la canción que, «veinte años no es nada… » pero a mí, se me está haciendo interminable.
¡Veinte años! Ya han pasado veinte años. Los mismos que viviste, hasta que ese maldito conductor borracho acabo con tu vida, tus sueños, tus proyectos, tu futuro, y el nuestro.
Tenía algunos proyectos para conmemorar este veinte aniversario de dolor, pero a uno se opuso tu padre, que es el que pone cabeza a mis desaguisados, y el otro, a la persona que le pedí ayuda, ni me contesto.
Pero no importa, al fin y al cabo son solo cosas que siguen apoyando mi lucha, y en algún momento tengo que parar. El círculo se va cerrando y cada vez me queda menos vida y menos por hacer.
Quise publicar una esquela por estos veinte años sin ti. Una esquela como aquella impactante en tu primer aniversario, que también coincidía con la vuelta de una semana santa, con 106 fallecidos en carretera.
Y quise transformar el CD que tenemos con todo lo que sacó en televisión Iñaqui Gabilondo sobre tu caso, en un vídeo asequible a los nuevos tiempos, pero no recibí la ayuda esperada. Tal vez sea mejor, porque el otro día alguien me decía “que orgullosa estaría tu hija”, y yo le contesté: quién sabe, a lo mejor está enfadada conmigo por darla a conocer.
Pero coincidencias, alguien sí me ha hecho un regalo que casi ha coincidido con tu aniversario, aunque es algo para compartir con muchos, demasiados, todos los que se han ido quedando en el asfalto, antes y después que tú, porque los muertos no son menos como se empeñan en hacernos creer las autoridades, los muertos siempre suman.
El ayuntamiento de tu ciudad, la que te vio nacer y vivir durante veinte años; en la que estudiaste, la que te prestó sus instalaciones para hacer natación, tenis, baile, gimnasia; en la que conociste el amor y la amistad, Alcobendas, ha inaugurado un monumento en recuerdo de las víctimas de tráfico, siete días antes de tu triste aniversario. Y aunque en mi pensamiento está que lo compartes con Carlos, Sandra, Roberto, Javi, Iván, y otros tantos que ni siquiera sé sus nombres, es algo por lo que he luchado durante años.
Está en un lugar precioso llamado “el corazón de los árboles”. Un parque de los que a ti te gustaban, tan bonito como tu morada, rodeada de verde.
¡Qué pena, hija! Sólo los que lo hemos vivido, sabemos lo que producen los malditos “accidentes de tráfico”, que lo llaman así para restarle importancia, y para que los que lo producen no se sientan culpables.
Y sólo podemos llenar de flores tu morada. Tus preciosas calas. Este año son de Amparo, que las tiene preciosas, y han nacido de tus calas que yo le di.
Y en el monumento, son de Juani, la vecina. La dueña de ese maravilloso perro que tu decía que era tan bueno que no nos enterábamos que tenían perro.
Y así seguimos veinte años después de ese maldito día, un 17 de abril, en el que casi no fuimos conscientes de que te habíamos perdido, hasta el dieciocho en el que nos dejaron verte.
Y después llegó, como en el poema de Rosalía de Castro, los terrones removidos para después el verde césped:
Tierra sobre el cadáver insepulto antes que empiece a corromperse…, ¡tierra! Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos, bien pronto en los terrones removidos verde y pujante crecerá la hierba.
Querida hija, te queremos y te querremos mientras nos quede un hilo de vida. Mientras nuestra cabeza te recuerde, aunque no sé por cuánto tiempo será porque es imposible que la mente sea capaz de aguantar tanto dolor sin perderla.
Tierra, tierra, tierra,
demasiado pronto para tenerla por morada,
demasiada pena para soportarla.
Tierra, tierra, tierra,
déjame llorar para regarte,
y que broten calas.
Flor Zapata Ruiz, madredHelena. “Tierra”.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, víctima, de un conductor borracho.
Como os he venido anunciando, el próximo día 10, a las 12 horas, tendrá lugar un pequeño homenaje en memoria de las Víctimas de Tráfico, en Alcobendas.
El lugar es en el Parque de Fuentelucha, en el lugar conocido por “El Corazón de los Árboles”. Es un sitio, creo yo, muy bonito y emblemático, donde se encuentran situadas siete esculturas de Jaume Plensa que simbolizan la unión de lo físico y espiritual. El hombre y la naturaleza. El hombre se irá y permanecerá la naturaleza, el árbol. ¡Que mejor lugar!
Allí, a partir de ahora, se encontrará una estela con una placa conmemorativa que la ciudad de Alcobendas dedica a las víctimas de tráfico.
No es la primera vez que la ciudad de Alcobendas dedica lugares, o monumentos a otras víctimas, como las víctimas de la pandemia o, las víctimas del 11-M.
No pudo ser el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Tráfico o Tránsito, que se celebra el tercer domingo de Noviembre, pero ya llegó y quedará para la posteridad.
Recuerdo la primera vez que acudí a la celebración de ese día, en el año 2005, justo el año que la Organización Mundial de la Salud, insto a su celebración, en aquel momento se conmemoraba en El Retiro, que me encontraba con muchísimas personas por la calle Alcalá. Pensé que era algo normal pues ese año se produjeron alrededor de cinco mil muertes en la carretera.
Que decepción cuando llegué al lugar y comprobé que apenas éramos unos cuantos familiares de víctimas recientes. Y en años sucesivos, aumentó algo, pero poco más.
Las víctimas de tráfico parece que somos víctimas de segunda clase. Pareciera que es un mal necesario, algo sin mucha importancia, que afecta solo a la familia o amigos del que le toca. No se consideran, como muchos familiares piden, víctimas de violencia vial. Es solo un accidente. Pero la mayoría no lo son porque se podrían haber evitado.
Con los años, cada vez son más los que se van concienciando.
Y lo llaman “Accidentes”, para que los que los provocan no se sientan culpables.
Por eso, sé que en ese día tampoco nos acompañarán muchos, ni siquiera los más afectados, pero los que estemos, recordaremos a todos los que conocemos o hemos conocido a través de sus padres o sus hermanos.
Son muchos y muy jóvenes, con muchos sueños por cumplir, como: Javi, Carlos, Sandra, Roberto, Iván, Helena, Alberto, Javi, Lola, Rocío y Javier, Juan, Lourdes, Guillermo, Julia, Álvaro, José, Cristina, David y Mario (4 de un golpe), Sandra, Manolo, Lourdes, Adrián, Edu, Miguel y Rafael, Juan José, Albert, Regis, Carla, Aday, Alex, Néstor, Ibai, Santi, Rocío y Rocío, Sergio, Alan, Anita, Iván y Paquito, Osvaldo, Juan José, Mª Teresa, José, Omar, David, Dani, Nadia, Paco, Paula, Yisela, Cristóbal, Gregorio, Noemí, Enrique, Reyes, Adrián, Irina, Luis Idelfonso, Kevin, Bárbara, Alfonso, Fabián, Leire y tantos que ahora mismo no recuerdo. Perdón por mi memoria ya de mayor (los nombres repetidos no son error).
Frio como el mármol.
Dulce como el azúcar.
Bello, tierno, deseado.
Inalcanzable, y perdido,
Tu rostro en mis manos.
“Al día siguiente” Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Mi agradecimiento al Ayuntamiento de Alcobendas.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, víctima de un conductor borracho.
Sé que yo no soy, quizás, la persona más adecuada para escribir sobre él, porque yo no lo conocí desde el principio. Porque yo no pertenecía al grupo de jóvenes que el creo, pero llegué a él a través de mi marido y recibí el mismo cariño que si nos hubiéramos conocido de toda la vida. Y durante muchos años, y después de oficiar mi boda (con una paciencia infinita, para atender a mis requerimientos), con uno de esos jóvenes que le apreciaba y conocía de años, pasé a formar parte de de ese grupo, que nos hicimos mayores, pero no perdimos el contacto con él.
D. Jesús, como le llamábamos, era un cura especial. Un cura salesiano comprometido, cercano y dispuesto ayudar.
Yo le conocí ya en Madrid, pero anteriormente estuvo por Puertollano. Allí es donde formó ese grupo de jóvenes que, por entonces, cambiaban las iglesias, y consiguió que en un colegio, dónde solo estudiaban chicos, entraran por primera vez las chicas.
Pero como no tenía pelos en la lengua, en sus homilías no dejaba de reflexionar y hacer pensar a sus feligreses, en unos tiempos en los que no se podían decir ciertas cosas. Por ejemplo, echar en cara el luj0 de unos ante la pobreza de otros.
Decían que este fue el motivo por el que se marcho a Madrid. Y cuando llegó allí, pidió ir al barrio más pobre, o uno de los más pobres. Así fue como llegó al barrio de «El Pan Bendito».
Sí, el conoció al Langui. No creo que llegase a conocer al Omar Fuentes. Y D. Jesús, no fue tan conocido como estas dos figuras reconocidas de El Pan Bendito, pero seguro que más de uno le recordará como el cura que salió de la casa consistorial, junto con sus compañeros, para dejar que la ocuparan otros que él pensaba la necesitaban más. Y ellos se fueron a vivir a un barracón.
También muchos le recordarán como el cura de la lotería, que a sus antiguos jóvenes nos llenaba de participaciones para que las vendiéramos y así ganar unas perrillas para su parroquia.
Jamás perdió el contacto con nosotros, siempre había una escusa o motivo para vernos, y nunca olvidaba nuestros cumpleaños. El mío era unos días antes que el suyo y no se le olvidaba.
El estaba siempre en las bodas que había que realizar, o en los bautizos que fueron llegando. Y aquel grupo siempre festejaba el reencuentro con D. Jesús.
Pero la vida se nos acumula en el cuerpo y llega un momento en el que perdemos nuestra autonomía y nos tienen que cuidar.
Así llegó hasta León. Hasta allí nos fuimos a verlo. Aún estaba bastante bien, a pesar de cierto deterioro de salud.
Después llegó la pandemia y era difícil contactar con él directamente. Aún así, seguíamos teniendo alguna noticia.
Ayer nos enteramos de la triste noticia.
Para nosotros, siempre estará en nuestro corazón. Y, para mí, seguirá siendo el único sacerdote que denunció en una homilía el siniestro de mi hija y la culpa del alcohol. Yo que me considero una persona poco creyente, para mí siempre será la persona más importante que ha rezado por mi hija. Y si de verdad existe su Dios, y otra vida, espero que estén juntos.
Mi querido D. Jesús, descansa en paz. Nunca te olvidaremos. Un abrazo para sus familiares.
Querida Hija: Ya son veinte los “fin de año” sin ti. Y este año es muy importante porque, aunque la canción dice “que veinte años no es nada”, a nosotros se nos está haciendo interminable.
El párrafo siguiente es del año pasado, pero es que este año escribiría lo mismo:
“Nos faltas tú y nuestro mundo; la sociedad en la que vivimos, ya no tiene nada que ver con nosotros. Nuestro sentimiento es el de un futuro cada vez más incierto, más triste, más inhumano, menos solidario, más artificial, más irreal”.
Cada año me cuesta más hacer este resumen. Me resisto a hacer un cortar y pegar, pero es que son veinte años de contar y sentir más o menos lo mismo. Cada año muere alguien conocido, que ha cumplido su ciclo y cada año las cosas se repiten casi como en el día de la marmota. Pero, aunque el resto de tradiciones dejamos de cumplirlas, este resumen, para ti, intento que no te falte.
Aún así, voy a contarte mi resumen. Este año tengo una gran sorpresa:
Este año se han ido, también, figuras icónicas que tú pudiste conocer, como la actriz Maggie Smith, la profesora Minerva de Harry Potter y la madre superiora de Sister Act.
Este año, ha seguido habiendo violencia machista y las guerras han continuado, acabando con población inocente.
Los siniestros de tráfico, como siempre, siguen produciéndose por los conductores borrachos, como el que te mató a ti, y por los que se drogan. Y sigue habiendo demasiadas víctimas. La última vez que miré el acumulado del año eran 1.107, quice más que el año anterior, los muertos en siniestros de tráfico. Y en relación con esto, del grupo de “Madres sin hijos”, que formé cuando a ti te mataron, y que está integrado por madres que hemos pérdido a hijos, ha muerto una de las madres. Paloma, la madre de Carlos, casi vecinos de Alcobendas, y lo he pasado mal. Lo he sentido mucho. En estos veinte años que tiene el grupo ya han muerto tres madres. Las tres perdieron hijos e hijas en siniestros de tráfico. Y es que la pérdida de un hijo nos reduce mucho la vida.
LOS AMIGOS
Sigo la evolución de algunos de tus amigas y amigos, a través del wasap, algo que no llegaste a conocer, pero que es parecido a los SMS que se utilizaban en tus tiempos. Están felices con la familia que han formado, sus hijos siguen creciendo, como los de Lara, Álvaro, Teresa, Carlos, Laura, Gela, Susy, María Elena, Sara y Nuria… Ponen fotos de sus hijos en su estado o en su perfil, y eso me sirve para ver cómo siguen.
LA FAMILIA
Los jóvenes de nuestra familia unos siguen en pareja, otros han roto (que pena), y por fin, Sandra y Alfredo, ¡nos van a hacer tíos-abuelos!
Y nosotros, progresamos adecuadamente hacia el final.
EL PLANETA
La tierra está muy enfadada. Se queja de todo lo que le hemos hecho y se revuelve. Ya no hace frío cuando tiene que hacer. No llueve o llueve a mares.
Este año se cumplen veinte años del sutnami que dejó tantas víctimas y, este año, en Valencia casi se produce algo parecido a un sutnami. Una Dana ha dejado más de doscientos muertos, y arrasado a varios pueblos.
Esto también está relacionado con el epígrafe siguiente, los políticos. Aquí me viene a la mente la dedicatoria de mi blog “Madres sin hijos”. Los muertos y desaparecido con esta Dana lo son: “Por la acción de otros, por la omisión de tantos, por la culpa de todos”.
LA POLÍTICA
Corto y pego otro párrafo de otro año, porque es lo que sigo pensando:
“Sigue siendo muy sucia. Los políticos, en su mayoría, no conocen las reglas de juego. No tienen visión de futuro. Solo piensan en su provecho, en su puesto, en su sueldo, en el quítate tú para ponerme yo, en si tú dices blanco, yo digo negro. La política, más que nunca, se ha convertido en una forma de vivir. Tenemos lo mejor de cada casa”.
Pero sigo pensando que no todos son iguales. Sigue habiendo gente honesta, aunque se noten mucho más los malos que los buenos.
LA MÚSICA
Sigo teniendo que informarme por mí misma. ¡Cómo te echo de menos! He tenido que aprender a informarme de cuál es la música actual. Sabes que siempre me gustó, pero te tenía a ti para que me informaras de quién era la última canción que había oído y me gustaba.
Pero cada vez me cuesta más porque todas las canciones me parecen lo mismo y los cantantes con la voz distersionada me parecen el mismo.
Este año, Serrat, ha sido premio princesa de Asturias. ¡Qué bonito y emotivo fue!
Tu amor platónico ha sacado otro disco y para seguir con la tradición de los título que les pone desde que perdió a su hermana (Cero, Mi lamento, Que bonito la vida, Mira la vida… ) este último se titula “El último día de nuestras vidas”. Sí, se trata de Dani Martín.
Y en los Grammys el mejor cantante y disco fue ese autor que nos gustaba a las dos y del que siempre hemos hablado. Se trata de Juan Luis guerra y la canción “Mambo 23”, y también la habriamos bailado.
Y como canción, la canción de este año te gustaría, es «Si antes te hubiera conocido”. Su cantante se llama Karol G. Y me gusta esta canción porque le he cambiado la letra y me digo ¿Qué hubiera sido si antes te hubiera tenido? Esos seis años que estuvimos sin ti fueron perdidos, porque te habríamos tenido seis años más.
Querida hija, te queremos, te añoramos, te necesitamos…no podemos vivir sin ti. Sobrevivimos, solo eso. Y como yo digo, estamos vivos porque la vida no pregunta.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, a la que mató un conductor borracho.
Hace veinte años, fue mi primer día de las víctimas. A través de Internet supe que algunos familiares de víctimas se reunían el tercer domingo de noviembre en El Retiro, para hacerse ver y luchar por esta tragedia que eran los mal llamados accidentes de tráfico.
Hacía siete meses que había perdido a mi hija por un conductor borracho. Estaba loca de dolor y a la vez, con una fuerza que jamás había tenido. No podía ser que otras madres pasaran por lo mismo que yo. Tenía que luchar para que los “accidentes de tráfico” no se llevaran más vidas de jóvenes.
Anteriormente a este día, me había hasta enfrentado con una revista de coches, amenazándoles con llevarles a los tribunales si no retiraban un foro de coches donde explicaban qué hacer para evitar dar positivo por alcohol en un control.
La responsable de Internet de esta revista, se tomo interés en que desapareciera esto del foro y quedó en asistir a este evento en El Retiro para conocerme.
Y así empezó mi primer contacto con el Día de las Víctimas. Y mi primera decepción. Allí nos reunimos unos cuantos padres, llenos de dolor. Sólo víctimas o familiares, nadie del resto de la sociedad, ni políticos, ni instituciones. Ninguna persona paraba para recoger algún folleto que dábamos. Todo el mogollón de personas que me encontré cuando iba para el punto de encuentro, que yo pensaba que eran personas que vendrían, porque al ser mi primer evento yo creía que sería como una especie de manifestación, eran personas que habían estado viendo como pasaban las ovejitas de trashumancia por la calle Alcalá.
Pero esto no nos impidió que el próximo año estuviéramos de nuevo allí. Y el siguiente. Que ese año, la asociación que promocionaba este evento lo realizara en otras ciudades. Cada vez éramos más madres, cada vez poníamos más carteles, escribíamos el nombre de nuestros hijos, fotos. Repartíamos pegatinas, folletos, soltábamos globos con el nombre de nuestros hijos, y comenzamos a leer un manifiesto con las peticiones que hacíamos a las autoridades.
Cada vez se nos unían más personas. Conseguimos que también comenzaran a ir moteros, y hasta que un año conseguimos que asistiera el director de la DGT. Después comenzaron a ir otras autoridades como el fiscal de Seguridad Vial.
Un año conseguimos que todas las asociaciones se unieran y estuviéramos todas juntas.
La Carrera Ponle Freno, que se comenzó a realizar, también conseguimos que la realizaran ese mismo día y en memoria de las víctimas.
Poco a poco se empezó a realizar este evento en otras ciudades y por varias asociaciones.
Y así año tras año se fueron uniendo víctimas, y pueblos que conmemoraban este día. Equipos de futbol, carreras, maratones, que se realizaban en este día en memoria de víctimas. Porque, por desgracia, no hay un lugar de España que no tengan víctimas de tráfico. Pero, creo que este año, ha sido el año en el que se ha conmemorado en más lugares.
Este año, el quince, el dieciocho, el diecinueve, han sido días que muchos ayuntamiento, los han utilizado para realizar eventos, con lecturas de manifiestos, música y un minuto de silencio.
Desde hace unos años, por casualidad, o por efectos del dolor que me produce la conmemoración de este día, estoy siempre enferma. Ya no puedo asistir a ninguno de estos eventos. Pero sigo escribiendo mi manifiesto “El Manifiesto de una Madre”. Y haciendo lo que puedo a través de mi escritura.
A veces, me siento cansada y sola. Me indigno por las cosas que siguen sin hacerse. Por la justicia tan leve, o en ciertos casos, la injusticia que existe. Pero luego me reconcilio con la existencia de ciertas personas que han tomado el relevo y lo que hacen para dar visibilidad a las víctimas, para concienciar, y expandir la Seguridad Vial .
La mayoría de las veces, son policías locales, ayuntamientos, maestros, y por supuesto, aunque sea su trabajo y su misión, asociaciones de víctimas.
Este año, esta es una pequeña muestra de lugares y eventos que se han realizado. Casi todos con lectura de manifiestos, minuto de silencio y en algunos casos música o eventos deportivos. También, con artículos periodísticos:
ALCOBENDAS:
CANENA:
EN MADRID:
EN EL PAIS VASCO:
EN VILLANUEVA DE CÓRDOBA:
VIGO:
Gracias a todos los que habéis hecho este día vuestro, porque todos debemos estar comprometidos e implicados en la disminución de los siniestros viales.
Ojalá llegue un día en el que no sea necesario que exista este día.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.
Desde 2005, y por petición expresa de la OMS, el tercer domingo de noviembre se conmemora el DIA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE TRÁFICO O TRANSITO. Las víctimas preferimos llamarlo, El Día Mundial Recuerdo de las Víctimas de Siniestros de Tráfico. Desterremos la palabra “Accidente”, porque en su gran mayoría se pudieron evitar, y la palabra “accidente” le quita relevancia.
Esta madre que perdió a su hija por un conductor borracho, en ese mismo año, ha escrito cada año un manifiesto. Y después de casi veinte años, quedan tantas cosas por hacer y cambiar para evitar las muertes en el asfalto, que este año no voy a escribir un manifiesto al uso. Este manifiesto plantea las preguntas que me sigo haciendo, porque siguen siendo cosas que no se han resuelto en este tiempo. Preguntas que nadie me va a contestar, porque solo soy una madre:
Las víctimas estamos cansadas de pedir más y mejor justicia, para unas muertes de inocentes por culpa de conductores borrachos, drogados, violentos, e irresponsables que utilizan el coche como un arma de matar. Más y mejor justicia que en veinte años, poco ha cambiado.
Y me sigo haciendo las siguientes preguntas:
¿Por qué algunos jueces no disponen cárcel preventiva superior a 24 horas, para aquellos delincuentes viales que producen muerte y cuando estamos dando sepultura a nuestros seres queridos, ellos, los que han producido la muerte, ya están en la calle?
¿Por qué La Ley de Víctimas de Delitos no recoge que, las víctimas de siniestros de tráfico, como víctimas de delitos que también somos, tengamos el derecho a que el victimario no permanezca libre mientras que estamos dando sepultura a nuestros familiares, ni durante un tiempo crucial de nuestro duelo?
¿Por qué el poder legislativo no legisla claramente, para que todo aquel delincuente vial culpable de producir muerte, permanezca en la cárcel, desde el momento en que es detenido o producido el hecho, por un periodo negociable con las víctimas, no computable con la condena que le fuera impuesta una vez juzgado por el delito cometido, y que, por lo general, no se llevará a cabo hasta pasado unos tres años?
¿Por qué las asociaciones de víctimas, no piden a la Fiscalía General de Seguridad Vial, y a los fiscales en general, que apoyen, redacten, modifiquen o dicte las normas necesarias para llevar a cabo una modificación de la Ley de Víctimas de Delitos, con la petición anterior que haría un poquito más llevadero nuestro duelo? Es de justicia y nos lo deben como víctimas que somos, y tengo entendido que cualquier asociación de víctimas podría pedirlo.
¿Por qué el poder legislativo, no legisla para que los siniestros de tráfico, especialmente los producidos por conductores borrachos o habiendo ingerido otras drogas, por exceso de velocidad, o todos los que lo hayan hecho con total desprecio a su vida o la de los demás, sean considerados como homicidio doloso y no homicidio imprudente, variación solo según la interpretación del juez de turno, para que puedan ser penados con mayor contundencia? Quitar la vida a una persona es el mismo delito sea cual fuera el arma con la que se lleve a efecto.
¿Por qué los gobiernos, estatal, de comunidad o de ayuntamientos, no hacen todo lo posible por crear políticas viales en las que se tengan en cuenta el cambio climático, apostando por una movilidad sostenible y mayormente pública, tomando medidas que reduzcan la contaminación de pueblos y ciudades?
¿Por qué no potencian el transporte público, propician y favorecen, cada vez más, los“caminos seguros al cole”? Al igual que la enseñanza temprana de seguridad vial a los niños, hay que sembrar el objetivo de, ir andando al colegio.
¿Por qué no favorecen el uso de bicicletas o patinetes, de una forma segura y exenta de compartir riesgo con los coches?
¿Por qué de una vez por todas no dejamos de ser un país de borrachos, legislando que, para circular, la tasa de alcohol permitida sea «cero, cero»?
¿Por qué sigue sin existir un protocolo, extensible a todas las comunidades, policías locales, guardia civil, mossos, ertzaintza… para que las pertenencias de una víctima de siniestro de tráfico, sean custodiadas por las mismas y no sean abandonadas en el arcén o dejadas en el coche, a mano de cualquier desaprensivo, ni se les encargue su custodia a los profesionales de grúas, que ya tienen bastante con su labor de desalojar del asfalto un montón de chatarra?
¿Por qué no se conceden verdaderas ayudas económicas, directas, para las familias que se rompen con los siniestros viales?
¿Por qué no se destinan ayudas económicas, procedentes de lo que la DGT recauda como sanción, para esas familias que se quedan sin el padre o madre, o ambos, sin el sustento de una casa, desde el momento en que se produce el siniestro, sin tener que esperar tres o cuatro años a que se resuelva el juicio, todo ello sin impedimento de las indemnizaciones que por ley les correspondan?
¿Por qué la DGT, sigue con escasez de personas, no pudiendo realizar una verdadera función coercitiva, de ayuda, y vigilancia?
¿Por qué la enseñanza y concienciación en Seguridad Vial, sigue sin ser una materia imprescindible y obligatoria en colegios e institutos, y ampliada a personas mayores y vulnerables, y no dejada solo en manos del voluntariado de asociaciones?
¿Por qué las víctimas tienen que ser las que cumplan la función de concienciación en los cursos de recuperación de puntos perdidos del carnet, y en muchos casos el apoyo psicológico a las víctimas?
¿Por qué no se obliga a la prensa a utilizar un vocabulario adecuado a la hora de dar la noticia de los siniestros viales, eliminando la definición “muere”, cuando lo sucedido es que en ese siniestro se le ha “matado”?
¿Por qué a los conductores, generalmente borracho o con otras drogas, que conducen en sentido contrario se les sigue llamando “kamikaze” si en la mayoría de los casos el único que muere es la víctima?
Y tengo muchas más, pero estas son las fundamentales.
Todos estamos en las calles como peatones o conductores, todos podemos ser víctimas o victimarios, pero no todos somos delincuentes. La sociedad debe ser más severa con aquellos que producen muerte por sus acciones delictivas. Los siniestros de tráfico son un mal evitable, no nos acostumbremos a verlos como un accidente trágico e inevitable.
Un minuto de silencio por todas las víctimas tráfico que se han producido este año. Y un especial recuerdo para todos los que han muerto este año, en sus coches, por motivo de la Dana, aunque estos damnificados no han tenido un siniestro vial, pero sí son también víctimas, aunque no de un siniestro vial.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, víctima de un conductor borracho.
Se cumplen Diecinueve años desde ese 17 de abril, a las 16:15h. , cuando un desalmado conductor borracho te mató.
Si ese militar, que salió ya borracho de la base militar de Colmenar (que ya tiene delito que en una base militar se pueda poner uno hasta arriba de beber), hubiera pasado un minuto antes que tú, es muy probable que hoy estuvieras viva y no tuviéramos que llorarte ni añorarte.
Tu muerte no fue un accidente porque fue completamente evitable.
A las 16 horas, el soldado que te mató estaba completamente borracho, aunque era consciente de lo que acababa de hacer, al intentar que la copiloto se pasara por él. Y llevo diecinueve años preguntándome: ¿Cómo puede pasar un soldado todo el día bebiendo en la cantina? ¿No hay nadie que ponga límites?
Y me sigo preguntando si la política de un cuartel militar sigue siendo la misma: permitir beber en un lugar donde existen armas.
Y así pasan los años, con otras muertes por el mismo motivo: alcohol y otras drogas.
En muchos casos, estos conductores bebidos se escapan de lugar del siniestro, intentando ocultar su estado.
Y las muertes producidas con un coche son las menos penadas, las más injustas, y las menos tenidas en cuenta a la hora de hacer modificaciones en las leyes existentes.
Ya no me sirve escribir, de hecho cada vez lo hago menos. Este blog se hace viejo como yo. Y ahora, escribir me produce más dolor y ya no soy tan fuerte como los primeros años.
Como cada año, llenamos de calas, tus flores preferidas, tu jardín.
Y si no tenemos nosotros, nos surten los amigos.
(De Amparo)
(De Juani)
(De Luz)
Quiero decirte que ha surgido un nuevo nombre para denominar estas flores. Ya, todos los que te conocen a través de mí, las llaman “Las calas de Helena”. Así es cariño, tu nombre irá siempre ligado a esas flores. Las que no pudiste llevar en tu ramo de novias, como era tu deseo.
Después de estos diecinueve años, siento que mi lucha no ha servido para nada. Me siento vacía. La vida sigue su curso. Solo se cortó para ti, porque nosotros seguimos vivos. Una vida de mierda, aunque parezca feliz.
Perdóname hija por, después de estos años, no haber podido conseguir que las muertes como la tuya no sean en vano.
NO MATARÁS, NO EXISTE PARA LOS DELITOS VIALES.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.
Querida Hija: Ya son diecinueve, los “fin de año” sin brindar, sin pedir deseos, sin felicitarnos, sin buscar algo rojo, sin vestirnos de gala, sin disfrutar, y sin poder besarte y sin recibir esos besos tuyos que daban vida.
Este decimonoveno resumen es ya casi un corta y pega de los anteriores, porque ya no hago nada más que repetirme. Ya no me consuela escribir. Cada vez es más escueto, aunque el año pasado creo que fue el más corto. Se acabaron los resúmenes en los que te contaba muchas más cosas. Quizás porque cada vez hay menos que contar en nuestra vida.
Nos faltas tú y nuestro mundo; la sociedad en la que vivimos, ya no tiene nada que ver con nosotros. Nuestro sentimiento es el de un futuro cada vez más incierto, más triste, más inhumano, menos solidario, más artificial, más irreal.
En resumen, cada año que pasamos sin ti, siguen muriendo familiares, famosos, cantantes, escritores, que nos duelen porque conocimos, disfrutamos con ellos, pero el día que te perdimos fue nuestro mayor dolor y ya nada nos producirá un dolor igual.
Aún así, voy a contarte alguna cosilla:
Este año se han ido figuras icónicas que tú pudiste conocer y, de algunos, cantar y bailar sus canciones. Por ejemplo, se marchó nuestra chica Yeyé, y la de las “ovejitas”, y la que se merecía un príncipe o un dentista. Esta última ha dejado la banda sonora de las mujeres de hoy en día: “Se acabó”.
Y este año, la violencia machista ha seguido matando a muchas mujeres; y los siniestros de tráfico, como siempre; y los conductores borrachos, como el que te mató a ti, muchos más. Y las guerras, más aún. Y ha surgido una nueva guerra. Una que han iniciado los descendientes y supervivientes de aquellos que sobrevivieron a lo que contaba ese libro maravilloso que tanto te gusto de Anna Fran. Sí, hija, sí. Inexplicablemente ellos están cometiendo un genocidio como el que cometieron con ellos.
Sigo en contacto con algunos de tus amigas y amigos. Están felices con la familia que han formado, sus hijos siguen creciendo, como los de Lara, Álvaro, Teresa, Carlos, Laura, Gela, Susy, María Elena, Sara… A mí me alegra, pero a la vez siento mucha envidia.
Los jóvenes de nuestra familia no quieren hacernos tíos-abuelos, así que seguimos sin nada que alegre un poco nuestra vida.
Querida hija, aunque este año, quizás la canción más famosa sea “Nochentera”, la canción que te dedico es antigua. Ya tiene unos cuantos años, pero de todas las que he escuchado este año es con la que más me identifico. Porque es lo que sueño muchas veces, con que estoy a tu lado. Es la canción de Los Secretos, “Pero a tu lado”.
Querida hija, te queremos, te añoramos, te necesitamos…no podemos vivir sin ti, porque estar vivos no es vivir.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, a la que mató un conductor borracho.
MANIIFIESTO DE UNA MADRE POR EL DÍA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE TRÁFICO
Desde 2005, y por petición expresa de la OMS, el tercer domingo de noviembre se conmemora el DIA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE TRÁFICO O TRANSITO. Las víctimas preferimos llamarlo, El Día Mundial Recuerdo de las Víctimas de Siniestros de Tráfico, o de las víctimas de Violencia Vial . Desterremos la palabra “Accidente”, porque en su gran mayoría se pudieron evitar.
Esta madre que perdió a su hija por un conductor borracho, ha escrito cada año un manifiesto. Y cada año me piden que escriba uno nuevo. Pero aún quedan muchas cosas por hacer y cambiar para evitar las muertes en el asfalto.
Por tanto, pido a los gobiernos, actuales y venideros, a los ayuntamientos, a los jueces, a las instituciones, y a la sociedad en general, porque todos debemos estar implicados y comprometidos en disminuir esta pandemia, que no se piensa como tal, que tengan en cuenta estas peticiones.
Las víctimas estamos cansadas de pedir más y mejor justicia, para unas muertes de inocentes por culpa de conductores borrachos, drogados, violentos, e irresponsables que utilizan el coche como un arma de matar.
Algunos jueces no disponen cárcel preventiva superior a 24 horas, para aquellos delincuentes viales que producen muerte y cuando estamos dando sepultura a nuestros seres queridos, ellos, los que han producido la muerte, ya están en la calle.
Es por ello, que quiero apelar a una modificación del Estatuto de las Víctimas de Delitos, que en su propia definición dice así: Elaborar una ley constitutiva del estatuto jurídico de la víctima del delito es ofrecer desde los poderes públicos una respuesta lo más amplia posible, no sólo jurídica sino también social, a las víctimas, no sólo reparadora del daño en el marco de un proceso penal, sino también minimizadora de otros efectos traumáticos en lo moral que su condición puede generar, todo ello con independencia de su situación procesal.
Este manifiesto, este año, además de seguir insistiendo en peticiones anteriores y que aún no se han resuelto, quiere centrarse en una primera petición que las asociaciones de víctimas deberían hacer suya, puesto que para que se haga realidad, deben ser dichas asociaciones las que lo pidan.
Y dicha petición es la siguiente:
-La Ley de Víctimas de Delitos debe recoger que, las víctimas de siniestros de tráfico, como víctimas de delitos que también somos, tengamos el derecho a que el victimario no permanezca libre mientras que estamos dando sepultura a nuestros familiares, ni durante un tiempo crucial de nuestro duelo. Todo aquel delincuente vial culpable de producir muerte, deberá permanecer en la cárcel, desde el momento en que es detenido o producido el hecho, por un periodo negociable con las víctimas, no computable con la condena que le fuera impuesta una vez juzgado por el delito cometido, y que, por lo general, no se llevará a cabo hasta pasado unos tres años.
–Pido a la Fiscalía General de Seguridad Vial, y a los fiscales en general, que apoyen, redacten, modifiquen o dicte las normas necesarias para llevar a cabo esta modificación de la Ley de Víctimas de Delitos, petición que haría un poquito más llevadero nuestro duelo. Es de justicia y nos lo deben como víctimas que somos.
-Pido al poder legislativo, que los siniestros de tráfico, especialmente los producidos por conductores borrachos o habiendo ingerido otras drogas, por exceso de velocidad, o todos los que lo hayan hecho con total desprecio a su vida o la de los demás, sean considerados como homicidio doloso y no homicidio imprudente, para que puedan ser penados con mayor contundencia. Quitar la vida a una persona es el mismo delito sea cual fuera el arma con la que se lleve a efecto.
-Pido a los gobiernos y ayuntamientos que hagan lo posible por crear políticas viales en las que se tengan en cuenta el cambio climático, apostando por una movilidad sostenible y tomando medidas que reduzcan la contaminación de ciudades.
-Asimismo, que potencien el transporte público, y propicien y favorezcan, cada vez más, los “caminos seguros al cole”. Al igual que la enseñanza temprana de seguridad vial a los niños es fundamental, también hay que sembrar el objetivo de, ir andando al colegio. También deben favorecer el uso de bicicletas o patinetes, de una forma segura y exenta de compartir riesgo con los coches.
-Debemos apartar los coches de las puertas de los colegios, lo máximo posible.
-Pido que de una vez por todas, dejemos de ser un país de borrachos, y para circular la tasa de alcohol permitida sea «cero, cero».
-Pido un protocolo extensible a todas las comunidades, policías locales, guardia civil, mossos, erztaintza… para que las pertenencias de una víctima de siniestro de tráfico, sean custodiadas por las mismas y no sean abandonadas en el arcén o dejadas en el coche, a mano de cualquier desaprensivo, ni se les encargue su custodia a los profesionales de grúas, que ya tienen bastante con su labor de desalojar del asfalto un montón de chatarra.
-Pido verdaderas ayudas económicas para las familias que se rompen con los siniestros viales. Directamente, como ayudas económicas para esas familias que se quedan sin el padre o madre, sustento de una casa, o niños huérfanos de ambos, desde el momento en que se produce el siniestro, sin tener que esperar tres o cuatro años a que se resuelva el juicio. Todo ello sin impedimento de las indemnizaciones que por ley les correspondan.
-Pido ayuda psicológica profesional, para las víctimas, fuera de la que puedan ejercer las asociaciones de víctimas. Por cada víctima que se produce en el asfalto, se generan otras muchas indirectas, debido al dolor de estas pérdidas y muchas veces no reciben la ayuda psicológica adecuada.
-Pido Fiscales bien formados y con ayuda de profesionales de criminología que les puedan asesorar en la investigación de los mal llamados accidentes de tráfico.
-Pido que la DGT, muestre una verdadera función de ayuda, vigilancia y coercitiva, aumentando el número de agentes y sus medios.
-Pido que la enseñanza y concienciación en Seguridad Vial, siga siendo imprescindible y obligatoria en colegios e institutos. Así mismo, que se amplíe a personas mayores y vulnerables. Si en edades tempranas es fundamental, porque un niño educado es un futuro conductor concienciado, nuestros mayores necesitan también un recordatorio para una mayor seguridad.
Todos estamos en las calles como peatones o conductores, todos podemos ser víctimas o victimarios, pero no todos somos delincuentes. La sociedad debe ser más severa con aquellos que producen muerte por sus acciones delictivas. Los siniestros de tráfico son un mal evitable, no nos acostumbremos a verlos como un accidente trágico e inevitable.
-Por último, pido un minuto de silencio por todas las víctimas tráfico que se han producido este año, especialmente por aquellos niños que han perdido la vida, atropellados por conductores con alcohol u otras drogas, y por todos aquellos que su muerte se podría haber evitado.