Diego cumple años. Siete, un número mágico.
Y yo, como soy un poco sosa, le he hecho algo que ni es verso ni es prosa.
Pero Diego saca lo mejor de mí, y a tontas y locas, siempre le hago alguna cosa.
Se titula «Diego el pirata», y espero que en el próximo homenaje que le harán todos sus amigos en el «Monte San Pedro», alguien pueda leerselo a Diego.
Diego se subió a un monte,
desde allí veía el mar y el horizonte.
Él siempre con buena visión,
desde un ventanal o un monte.
Y surcó los mares como un bucanero.
Como un pirata,
“el garrapata”
Con cara de malo.
Con pata de palo.
Imposible, porque él era bueno.
Inaceptable, porque era inmejorable.
Insoportable, no verle y acariciarle.
Inaguantable, su ausencia,
a pesar de verle surcar los mares,
en un barco de papel,
con las velas extendidas,
desafiando al viento,
con un ojo tapado,
y otro guiñado,
sonriente.
Y así, se convirtió en duende.
En guardián.
En capitán.
Y nos dejó su pata de palo,
como regalo.…
…para armar nuestras esperanzas
Flor Zapata Ruiz. “Diego el pirata”
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Me parece algo muy bonito y entrañable aunque no lo conociera pienso que fue una buena persona animos a su familia
muy bonito, como todos tus cuentos.
un besote.