Condeno totalmente los atentados de terrorismo. Y en especial los últimos que han tenido lugar en Túnez y del que han resultado víctimas dos españoles. Pero nuevamente me confirmaba en la diferencia entre las víctimas de tráfico y las de terrorismo, cuando comparaba el despliegue de medios, en lo relativo a estas últimas víctimas, y las que no hace mucho se producían en Londres.
Se trata de la muerte de una joven, Irene, que perdió la vida en Londres, y su novio quedó mal herido, el pasado 27 de Diciembre, al ser atropellados por unos irresponsables que realizaban una carrera ilegal.
Los familiares de Irene y el propio novio de esta, denunciaron la soledad y poca ayuda por parte de la embajada, a la hora de la repatriación de los restos de Irene.
Jonatan Bosque, el joven que sobrevivió, después, recibió las disculpas del cónsul de Lóndres, que achacó a las fiestas navideñas la escasa ayuda prestada por parte del consulado.
Y en estos días, no podía por menos, que apenarme por la poca importancia que tenemos las víctimas de tráfico, ya sea fuera o dentro de España.
Ojalá que con esa campaña de Justicia para Irene, que han iniciado los familiares, tengan suerte. Para empezar, por los datos que expresa Jonatan, ya tendrán la suerte de que su caso se vea más o menos en un año. Aquí en España, la media, en el mejor de los casos, es de más de tres años.
Vuestro dolor es también el mío.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, víctima de un conductor borracho.