El coche salió volando

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Ayer cuando leía la noticia de que un conductor era acusado de provocar el accidente en el que murió su novia, me llamó la atención una frase: «El coche salió volando».

Sí, esa frase me recordó a mi hija. Cuando se celebró el juicio por la muerte de mi hija, la testigo del siniestro contó cómo fue la colisión y pronunció una frase muy parecida para describir cómo después de chocar con el coche de mi hija, por alcance, el coche de mi hija salió volando, por encima de los guardarraíles.

Al causante de la muerte de mi hija le condenaron a dos años y nueves meses por homicidio imprudente. La noticia que leía sobre el suceso, en el que murió la copiloto, al parecer la novia del conductor, da a entender que no se trató de un siniestro de tráfico, sino un siniestro provocado por violencia de género.  El conductor lanzó el coche por unas escaleras, acabando con la vida de la novia, parece ser que debido a una riña.

No es el primer caso en el que se utiliza el coche para producir la muerte de una pareja, porque un coche es un arma de matar. Ahora lo que hace falta es que se demuestre que se ha utilizado para tal fin, porque, las sentencia por homicidio producido con un coche, lo que es considerado como accidente, son sentencias ridículas, nada que ver con sentencias por otros homicidios.

Pero es muy probable que este implicado pueda ser juzgado como violencia de género y sentenciado por homicidio, cosa que no pasará con otro conductor que ha atropellado a una madre y a su hijita de cuatro años, produciendo la muerte de la pequeña, cuando conducía con alcohol y otras drogas.

A pesar de producir lo mismo: muerte y dolor, podremos ver cómo las condenas no tendrán nada que ver.

¿Pero qué diferencia existe? Yo solo encuentro una: familiaridad.

El primero ha matado a su novia. El segundo ha matado a una desconocida. El arma, la misma: el coche. El resultado, el mismo: muerte.

Dice el conseller catalán Jordi Jane, que las personas que se ponen al volante deberían tener concienciar del daño que pueden producir, más allá de la respuesta penal. Y pide a los jueces y fiscales que las  personas que son multadas por conducir bajo los efectos del alcohol u otras drogas, no puedan volver a conducir hasta que no supongan un peligro en la carretera. Ya me explicará cómo.

Mi más sentido pesar a los familiares. Vuestro dolor es también el mío.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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