Como os he venido anunciando, el próximo día 10, a las 12 horas, tendrá lugar un pequeño homenaje en memoria de las Víctimas de Tráfico, en Alcobendas.

El lugar es en el Parque de Fuentelucha, en el lugar conocido por “El Corazón de los Árboles”. Es un sitio, creo yo, muy bonito y emblemático, donde se encuentran situadas siete esculturas de Jaume Plensa que simbolizan la unión de lo físico y espiritual. El hombre y la naturaleza. El hombre se irá y permanecerá la naturaleza, el árbol. ¡Que mejor lugar!

Allí, a partir de ahora, se encontrará una estela con una placa conmemorativa que la ciudad de Alcobendas dedica a las víctimas de tráfico.

No es la primera vez que la ciudad de Alcobendas dedica lugares, o monumentos a otras víctimas, como las víctimas de la pandemia o, las víctimas del 11-M.

No pudo ser el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Tráfico o Tránsito, que se celebra el tercer domingo de Noviembre, pero ya llegó y quedará para la posteridad.
Recuerdo la primera vez que acudí a la celebración de ese día, en el año 2005, justo el año que la Organización Mundial de la Salud, insto a su celebración, en aquel momento se conmemoraba en El Retiro, que me encontraba con muchísimas personas por la calle Alcalá. Pensé que era algo normal pues ese año se produjeron alrededor de cinco mil muertes en la carretera.
Que decepción cuando llegué al lugar y comprobé que apenas éramos unos cuantos familiares de víctimas recientes. Y en años sucesivos, aumentó algo, pero poco más.
Las víctimas de tráfico parece que somos víctimas de segunda clase. Pareciera que es un mal necesario, algo sin mucha importancia, que afecta solo a la familia o amigos del que le toca. No se consideran, como muchos familiares piden, víctimas de violencia vial. Es solo un accidente. Pero la mayoría no lo son porque se podrían haber evitado.
Con los años, cada vez son más los que se van concienciando.
Y lo llaman “Accidentes”, para que los que los provocan no se sientan culpables.
Por eso, sé que en ese día tampoco nos acompañarán muchos, ni siquiera los más afectados, pero los que estemos, recordaremos a todos los que conocemos o hemos conocido a través de sus padres o sus hermanos.
Son muchos y muy jóvenes, con muchos sueños por cumplir, como: Javi, Carlos, Sandra, Roberto, Iván, Helena, Alberto, Javi, Lola, Rocío y Javier, Juan, Lourdes, Guillermo, Julia, Álvaro, José, Cristina, David y Mario (4 de un golpe), Sandra, Manolo, Lourdes, Adrián, Edu, Miguel y Rafael, Juan José, Albert, Regis, Carla, Aday, Alex, Néstor, Ibai, Santi, Rocío y Rocío, Sergio, Alan, Anita, Iván y Paquito, Osvaldo, Juan José, Mª Teresa, José, Omar, David, Dani, Nadia, Paco, Paula, Yisela, Cristóbal, Gregorio, Noemí, Enrique, Reyes, Adrián, Irina, Luis Idelfonso, Kevin, Bárbara, Alfonso, Fabián, Leire y tantos que ahora mismo no recuerdo. Perdón por mi memoria ya de mayor (los nombres repetidos no son error).
Frio como el mármol.
Dulce como el azúcar.
Bello, tierno, deseado.
Inalcanzable, y perdido,
Tu rostro en mis manos.
“Al día siguiente” Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Mi agradecimiento al Ayuntamiento de Alcobendas.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, víctima de un conductor borracho.