Editorial de El País 19.08.2009
Siniestros de agosto
El repunte requiere la atención de la DGT, precisamente porque sus medidas son eficaces
19/08/2009
El pasado fin de semana, 31 personas perdieron la vida en accidentes de tráfico, nueve más que el pasado año. El sábado fue el día con más víctimas, 18, en lo que va de año. Y entre el 1 y el 16 de agosto ha habido un fallecido más que en el mismo periodo de 2008. Son datos que requerirán un análisis de la Dirección General de Tráfico (DGT). Pero que habrá que poner en relación con cifras que indican que el número total de víctimas mortales desde el 1 de enero se ha reducido en 163 personas, el 11,7%.; y que, de todas formas, este verano ha habido hasta ahora 50 muertos menos que el pasado.
El conjunto de datos sugiere, por un lado, que tenían razón quienes no se resignaron al fatalismo de considerar los accidentes una especie de plaga imparable, de dirección única, siempre hacia un aumento de las víctimas. Como en otros terrenos, se ha comprobado que sí vale la pena tomar iniciativas, aunque sus efectos tarden en notarse. Y no sólo en relación con la red viaria y los vehículos, sino también dirigidas a los conductores, cuya actitud sigue siendo el factor más decisivo en los accidentes.
En los últimos cinco años, el número de víctimas se ha ido reduciendo ininterrumpidamente, de forma que en 2008 hubo casi 2.000 menos que en 2003; fue la mínima registrada desde 1964, pese a que el número de vehículos había pasado de menos de dos millones a más de 30. Mucho han tenido que ver con esa reducción las campañas de concienciación de la DGT que combinan la persuasión y la sanción: sobre todo las relacionadas con los controles de alcoholemia y velocidad, en la perspectiva de pérdida del carnet por el sistema de puntos implantado en julio de 2006: desde entonces el número de víctimas se ha reducido en 1.250.
Pero el fuerte aumento de la siniestralidad del pasado fin de semana (prolongado el lunes con otros 10 muertos hasta mediodía) invita a considerar las posibles causas. Desde luego, no basta para explicarlo la coincidencia entre fin de semana (y de quincena vacacional) con los desplazamientos relacionados con las tradicionales fiestas patronales del 15 de agosto; pues el año pasado la fiesta cayó en viernes, lo que convertía el fin de semana en un puente de tres días, pese a lo cual hubo menos víctimas (22 frente a 31).
¿El calor extremo? No habría que descartar que sus efectos -dormir mal, irritabilidad, conducción nocturna para evitar las altas temperaturas- hayan influido en los despistes de los conductores, factor que, junto a la combinación alcohol-velocidad, sigue estando presente en muchos accidentes. Tal vez algunos mensajes se han rutinizado y tienen menos incidencia; y otros, más concretos, merecen unirse a los clásicos. Por ejemplo, los relacionados con la costumbre de exigir paso acosando al coche que nos precede; o el paso en un mismo desplazamiento de la autovía a la carretera convencional, en la que se producen el 90% de los accidentes.
Me uno a esta petición.
No podemos esperar toda la ayuda, ni toda la culpa, de La Virgen.
(Uno de esos siniestros. Visto en el diario de Burgos)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro bebió, a la hora de conducir un coche.