Todo A 110

He ido y vuelto a Valencia a 110. He visto todos los discos de limitación de velocidad con esa nueva numeración. He visto coches entre largas colas de camiones porque no se atrevían a adelantar por no rebasar esa velocidad. He visto como otros coches nos adelantaban a los que íbamos a 110. Hemos tenido que ir frenando para no acercarnos demasiado al coche que nos precedía.

No estamos preparados para ir a 110.

Y lo digo porque, aunque defienda que a menor velocidad más posibilidad de supervivencia, antes de esta rebaja de velocidad hay que hacer otras muchas cosas.

Hemos pasado «de cero a cien en un segundo», «de porque yo lo valgo», «yo puedo, y el que no pueda que trabaje y compita con el resto», de pensar que ser solidario es solo pertenecer o colaborar con una ONG que tenga su actividad en el tercer mundo, a que «si tu puedes, España no», también, en un segundo, y eso es imposible.

Hacen falta muchos años para convencer de que el coche no es lo más importante y que el transporte público es y debe ser un bien común y social del que todos nos beneficiemos, económicamente y en salud. Pero como convencer de esto si la realidad se impone.

Hace falta mucho tiempo para cambiar la idea de que Valencia está a dos horas de coche si ahora se tarda más, aunque merezca la pena contemplar el paisaje. Y es imposible sustituir por el AVE porque no habría AVE para todos, ni todos se pueden permitir pagar el AVE si cuando viajan son toda una familia.

Nos falta mucha educación, concienciación, solidaridad, responsabilidad  e infraestructuras para ponernos todos a 110. Mientras tanto, unos se desesperarán en las carreteras y otros seguirán pasándote como si fueran un rayo. La gasolina seguirá encareciéndose y pocos notarán el ahorro, aunque España puede que sí. Algunos pueden que salven su vida, aunque otros morirán aún a velocidad menor. Pasados unos meses esto pasará y se seguirá pidiendo un aumento de velocidad, como ya existían muchas voces. Y seguiremos con las mismas prisas.

Porque el «110» de hoy solo tiene una base económica, no educadora, ni de concienciación y la enseñanza y la educación se comienza desde niño y con el ejemplo del padre, y, ni somos niños fáciles de cambiar, ni nuestros padres (y me refiero a los actuales y los futuros) nos dan buen ejemplo.

A pesar de que hemos tardado mucho más, mereció la pena, especialmente por conocer a otras madres y padres que también perdieron a sus hijas por esa falta de educación que es «beber y conducir». Algo para lo que tendrá que pasar, también, mucho tiempo.

Un beso, Lydia, madre de Carolina y Sari, madre de Mar, muertas en por la acción de un conductor con alcohol en 2002.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

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2 respuestas a Todo A 110

  1. Javier Rodríguez dijo:

    Muy claro y coherente, Flor.

    Abrazos.

  2. Laura dijo:

    Entiendo que la medida pueda suponer algunas molestias para los conductores, pero en la reacción de cierta gente, claramente se palpa la insolidaridad, egoísmo, falta de conciencia ecológica… y en algunos casos fanatismo e ignorancia.

    Me ha salido «del alma»… Hoy no estoy para correcciones políticas.

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