(Carta a Diego Fernandez, accidentado en el tren de Villada)
Querido Diego:
Te escribo para pedirte que seas muy fuerte y te amarres a la vida. Desconozco si cuando te han rescatado eras consciente de la tragedia que te había sucedido, eso ya sin tener en cuenta lo que te afectaba personalmente.
Vuestro caso, tú y tu novia, me recordaba tanto el caso de mi hija y su novio hace 1 año y 4 meses, que no podía dejar de escribir esta carta.
Álvaro, el amor de mi hija, sobrevivió a ella en el accidente, ella ahora tendría la misma edad que tu.
Cuando nos comunicaron ese mal llamado accidente, yo entendí que habían muerto los dos, después cuando mi marido colgó el teléfono, me aclaró que sólo había muerto ella y dentro de mi dolor y mi locura, repitiendo constantemente “no, no puede ser, mi hija no, mi hija no, es un error”, una especie de ligero alivio pasó por mi mente. ¡Gracias!, había sobrevivido uno de los dos, quedaba uno para contarlo, para contarnos sus últimas horas, para decirnos cómo había sido.
En ese momento no pensaba en el dolor que sentiría Álvaro, sólo pensaba que él me podría hablar de ella.
Si no eres consciente de tu tragedia, no quiero, por nada del mundo, que la madre de esa chica, tenga que hablar contigo y mentirte y sacar fuerzas para decirte “¡Hola cómo estás!, ¡Cómo me alegro de que esté mejor!, bueno ella está peor que tú, pero tú tienes que ponerte bien para que ella también se mejore”.
Eso fue lo que yo tuve que hacer, porque Álvaro no lo sabía.
¡Por favor, vive!. Ella te dará fuerza.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.