Indemnizaciones por accidentes de tráfico

Ayer, me llamaba la madre de Bárbara, una nueva madre que he conocido, que también perdió a su hija por un conductor con alcohol, muy indignada, por lo que estaba viendo en la televisión pública, sobre la polémica de la indemnización pedida por los familiares de Carlos Parra, y los comentarios de algunos periodistas, que como ella me decía, pagamos todos porque están en una cadena pública, sobre lo descompensado de la petición de indemnización.  Pobrecito Ortega, que por cierto, tendría que pagar esa indemnización de su dinero porque si se demuestra que iba borracho, eso no lo debería cubrir el seguro, a no ser que tuviera una póliza especial para ello.

He intentado ver el vídeo del programa de la TV1 pero no he podido, debe ser un problema de mi ordenador, para saber de primera mano lo que allí se hablo. Pero me es suficiente la queja de esta madre.

¿De qué se sorprenden estos periodistas? Seguro que ellos no saben que las víctimas de tráfico españolas somos las menos indemnizadas de toda Europa. Tampoco saben que para las compañías de seguros es un chollo asentarse en España porque las indemnizaciones pagadas en nuestro país son de las más bajas y que se corresponden con un baremo del año 1995

Sirva como ejemplo esta imagen sobre indemnización, de un bebé accidentado en Alemania.

Quizás no sepan que la Ley contempla en la reparación del daño, el daño moral, el lucro cesante, los daños emergentes, perjuicios materiales, perjuicios morales, para los agraviados, los familiares, terceros,  pero que las indemnizaciones no lo contemplan.

Que las indemnizaciones son solo por las víctimas, víctimas muertas, pero que las víctimas familiares no recibimos ningún tipo valoración y como consecuencia  indemnización por las secuelas producidas por esa muerte traumática. No se valoran, miden, especifican las secuelas psicológicas de padres y otros familiares que arrastrarán de por vida depresión, fobias alteraciones sicosomáticas, que pierden el empleo por no ser capaz de de recuperare y realizarlo a pleno rendimiento. Que los tratamientos psicológicos para realizar un duelo sanador son pagados por los familiares sin ningún tipo de ayuda.  De que existen hijos que no vuelven a tener la figura de un padre y que, en muchos casos, tienen que acortar su periodo de formación para entrar en el mercado laboral, si pueden, porque su situación económica ha variado totalmente.

Y no hablemos de esos miles y miles de heridos que cada año cambian su vida, costumbres, pérdida de trabajo, tienen que adaptar su casa o buscar otras, porque ya no pueden vivir ni hacer nada de lo que antes hacían. Y se encuentran que  tienen que conseguir una silla de ruedas a través de una organización benéfica, extraordinaria labor,  que les ayuda a vender tapones de plástico para poder adquirirla.

Cómo esos periodistas que se les supone tienen que investigar, contractar, verificar noticias, pueden saber tan poco de este tema, en el que le dan cien mil vueltas cualquier padre que haya perdido un hijo en los mal llamados accidentes de tráfico.

Cómo no saben que se está tratando de modificar unos baremos que llevan años desfasados, que después de su implantación  fueron posteriormente modificados a la baja y que consensuaron las aseguradoras en beneficio de ellas y no de las víctimas.

Cómo no saben que en estos últimos años las cifras de accidentes han disminuido, pero que el número de coches y conductores ha seguido aumentando, con el beneficio que conlleva para las aseguradoras.

Por favor, si lo sé hasta yo, una simple madre, ahora una madre sin hijos.

Ya está bien de ser las víctimas pobre, olvidadas, ignoradas, justificadas porque los accidentes es un tributo que tenemos que pagar al dios del progreso,  porque somos un goteo continuo, de uno en uno, que cada fin de semana se convierte en no menos de 10 y al cabo de un año, en el mejor de los casos de estos últimos años pasamos de más de 2000.

La indemnización fría que estipula el estado, tanto por un pié, un brazo, un dedo, un muerto, nos quema a cualquier padre. Muchos de ellos la destinan a acciones benéficas, a la ayuda de la prevención de otros accidentes, a la memoria de su ser querido, pero esa indemnización, en el caso de los heridos graves, de los hijos huérfanos, de las viudas sin trabajo, son más que necesarias. Y no hablemos de aquellos que van a necesitar, de por vida, cuidados especiales de terceros.

Las indemnizaciones justas es un acto de justicia que el estado, la sociedad debe cubrir para paliar el daño producido, que no digo restablecer el orden alterado porque, todos sabemos que la vida no tiene precio para el que la pierde y sus familiares, pero alguien tiene que poner un precio, y este tiene que ser justo, no obsoleto y, por supuesto, a tiempo, cuando se necesita, no después de años y años de litigio o tardanza por parte de la justicia.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

 

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Una respuesta en “Indemnizaciones por accidentes de tráfico

  1. Madre sin hijo dijo:

    Como siempre Flor, tan acertada y juiciosa,yo, creo que estos periodistas,nos hacen a las victimas enterrar dos veces a nuestros seres queridos,!que saben del dolor para toda la triste vida que nos queda por vivir ! y !pensar que luchamos porque a ellos no les ocurra!,educan o mal educan todos los actos de la vida y esos escribientes no saben o no quieren saber, que tienen una responsabilidad social,pero, ¿Quien les paga? espero y deseo que no tengan sus familiares que cobrar esa fianza que nos destroza la vida.

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