¿La culpa es siempre del otro?

Aquí es una pregunta porque se trata del título de la 11ª Jornada de Reflexión de Attitudes: ¿La culpa es siempre del otro? La influencia de la empatía en la conducción. Pero en la realidad, esta frase es siempre una afirmación, porque es lo que pensamos.

Este año, el tema de la jornada ha sido «La empatía», una palabra que algunos pueden que no conozcan o no hayan utilizado mucho, hasta ahora.

Empatía viene del griego «en»: dentro de, y de «pathos»: sentimiento. Literalmente, «cualidad de sentirse dentro», pero para que todos nos entendamos es la habilidad para entenderse y compartir el estado emocional de otra persona. Lo que vulgarmente decimos «ponerse en sus zapatos». Algo muy difícil si encima vas encerrado en un coche que te aísla del resto de la humanidad.

Y como siempre, Attitudes realizó un magnífico estudio del que se saca que un 24% de los conductores no tienen ninguna sensibilidad, ninguna empatía con el conductor de al lado.

Está muy bien que se realicen este tipo de estudios, pero los que conducimos habitualmente ya sabíamos esto aunque no lo relacionáramos con la palabra empatía.

Yo a esto lo llamaba educación. Siempre me preguntaba ¿por qué en una acera la gente se cede el paso cuando hay un obstáculo y por qué en una carretera no te dejan ni incorporarte por el carril de aceleración? ¿Por qué alguien te abre una puerta, o la sujeta para que pases, y en un ceda el paso aceleran para no parar, o en un paso de cebra hacen como que no te ven?

Pues esto también lo recoge el estudio: somos más empático para cualquier actividad de nuestra vida, que a la hora de conducir.

Y no digamos de las mujeres, las que conducen poco, casi solo para ir a recoger a los niños al cole y hacer alguna gestión. Ese grupo es el menos empático, según el estudio.

La empatía, a la hora de conducir, evita accidentes, hace más fluido el tráfico, respeta más las normas, y produce una mejor conducción. Pero esto, también, lo produce una buena educación.

Es cierto que el coche nos transforma, nos aísla, y nos deshumaniza. Como dijo el filósofo Reyes Mate que intervino en una de las mesas redondas: el coche representa todos aquellos valores o conceptos que van contra la humanidad, que nos aleja de la misma. Pero hubo otros participantes que abogaron por la empatía como un valor que se puede potenciar, desarrollar y ejercitar. Claro que para eso el científico Juan Lerma dijo que la empatia no es un acto reflexivo. Solo la educación puede incidir en la conducción más que la empatía.

La verdad es que si ya es dificil ponerse en la piel del otro, con personas a las que conoces, es muy poco probable que te encuentres cercano a personas que ni conoces ni sabes cual son sus intenciones.

No os voy a poner aquí los resultados del estudio que los podréis encontrar en algún periódico, pero si os puedo contar que la conferencia de Jon Sistiaga fue muy interesante. La forma de relacionar la empatía con su trabajo, y especialmente con esos asesinos que, a veces, nos muestra en sus reportajes, o con esas víctimas de la guerra y la violencia. Una empatía que nunca puede ser en exceso.

Y yo me pregunto, si todos cometemos equivocaciones, errores, fallos ¿cómo solo los vemos cuando los realizan los demás? Pero si me paso al ámbito de las víctimas, la reflexión es la contraria: ¿será porque todos de vez en cuando conducimos mal por lo que seguimos hablando de accidentes? ¿Será por eso por lo que no condenamos muchas actuaciones que llevan  a producir muerte? ¿Y la empatía de muchos jueces con los que han cometido el delito vial?

Un año más, una jornada muy productiva Gracias, Attitudes, por la invitación.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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