Noviembre siniestro en las carreteras

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Noviembre, el mes en que se conmemora el Día en Recuerdo de las Victimas de Tráfico, ha sido prolífico en «siniestros viales». Pareciera que nos ha dado a todos un toque de atención, una lluvia de muertes, para que no bajemos la guardia.

siniestros viales

En la misma semana de la celebración de ese día de las víctimas, se producía un siniestro en Murcia con 14 fallecidos. Y justo a la semana siguiente, cuando se cumplen siete días, tres niñas serán  enterradas. Se trata,  según las noticias.  de Michelle P., Nerea F. y Ana H. Tres niñas de Fuensalida, Toledo.

Y antes y después de esa semana de las víctimas, otros tantos muertos en otros siniestros.

Hacía bastante que ya no escribía sobre los muertos en un siniestros en concreto, pero, nuevamente, este me ha tocado.

Hasta este momento lo que se sabe es que fueron arrolladas por un hombre de 30 años que ha dado positivo en alcoholemia, pero en una cantidad muy baja dirán algunos (0,26 miligramos por litro de aire aspirado). Comparado con la que dio el que mató a mi hija, es cierto (1,07 en la primera y 1,08 en la segunda medición), una insignificancia, pero el golpe es brutal y las circunstancias, tal como las describen los medios de comunicación, no facilitaban el siniestro.

Las arroyó un coche que circulaba en su misma dirección,  por el otro carril, y ellos por el arcén y supongo que ocupando parte del carril contrario. Lo fácil habría sido que los arroyara un coche que les viniera de frente y no les pudiera esquivar, pero ¿por qué un coche que iba por el carril contrario. ¿Qué sucedió?

Han dicho su índice de alcohol, pero ¿se le ha hecho la prueba de drogas?

Fuera como fuere, lo que está claro es el resultado: tres niñas muertas, un herido grave y otro que se escapó por los pelos, aunque también está herido leve, por ser el que iba por la zona de tierra, y unas cuantas familias que entran en un camino de dolor.

Ni al peor de mis enemigo querría desearle tal suerte. La vida te cambia por completo. La vida se esfuma. La ruina entra en las casas, de diversa forma. Es una locura, y como tal, tiene diversas formas y apariencias.

Los demás, observarán que con el tiempo esos padres se recuperan, que se cumple aquello del muerto al hoyo y el vivo al boyo, pero qué sabe nadie lo que hay tras la puerta de cada casa.

Instituciones, gerifaltes, políticos, esto no se ha acabado, aunque para vuestras campañas quede muy bien que el número de víctimas se ha reducido. Es mentira. El número no hace nada más que aumentar.

Si se demuestra que lo que provocó este siniestro fue que el conductor iba con alcohol, ¿a qué esperáis para prohibirlo totalmente? Ni 15, ni 25, ni nada «Cero, cero». Países de esos que llamáis menos desarrollados ya lo están consiguiendo. Nosotros seguimos siendo un país de buenos caldos, al que nadie le tiene que decir qué beber o no.

Queridas familias, vuestro dolor es también el mío, porque, antes, un día, yo pasé por lo mismo.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.

www.quieroconducirquierovivir.com

 

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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