Después de ver la película Maixabel, me han venido a la cabeza ciertos recuerdos y esta especial reflexión, que intento hacer con todo el respeto para aquellas víctimas de terrorismo, y para otras que, esta sociedad, se empeña en no reconocer como tal, porque las muertes en el asfalto se consideran “accidentes”.
“Lo llaman accidente para que los que lo provocan no se sientan culpables” De la película “Una vida por delante”
Hace mucho tiempo, cuando yo no había escuchado aún el término ”Justicia Restaurativa”, me llamaron de una asociación que se dedicaba a trabajar con presos, CONCAES, para que formara parte de un grupo de víctimas que se reunían con presos y les hablaban de su dolor. En ese momento, denegué mi participación. No estaba preparada. Creo que ahora tampoco lo estaría, e incluso, sería más reacia porque creo que muchos de estos encuentros no les sirven nada más que para los encarcelados, y muy poco para las víctimas. Muy pocos delincuentes viales piden perdón. Todos se justifican, y cuando piden perdón es buscando una reducción de condena. Y los que no pasan por la cárcel, asisten a cursos o reuniones para recuperar los puntos perdidos de su carnet.
Reconozco y admiro la labor que todas estas asociaciones y personas como Maixabel llevan a cabo. Admiro que hayan conseguido que una sociedad vuelva a estar unida y que hayan hecho el esfuerzo por perdonar. Pero sigo sin entender que las víctimas de siniestros viales, sigamos sin ser reconocidas con el valor y el respeto que nos merecemos, porque el resultado es el mismo: muerte. A nuestros muertos los han matado, no con bombas, fusiles o pistolas, sino con otra arma: un coche.
Pero el dolor que sufrimos es el mismo. Nuestros seres queridos están muertos. Y las noticias lo definen como “fallecidos, muertos, se han matado”, como si se lo hubieran buscado. Algo así, como gran parte de la sociedad pensaba cuando el maldito ETA mataba alguna víctima.
Voy a tratar de explicar la similitud que hay entre víctimas de terrorismo, y víctimas de terrorismo vial (un término que muy pocos se atreven a utilizar porque se sigue hablando de accidentes), partiendo de la unidad del significado de víctima:
Víctima: Persona que sufre por culpa ajena o causa fortuita. Definición del Diccionario de la Lengua Española
Persona o animal que muere por culpa de alguien o alguna cosa.
Para los que no conocen la violencia vial, estas son formas de violencia que se ejercen con un coche:
- Aceleraciones bruscas y arriesgadas.
- Amenazar con una cercanía potencial de choque ente un coche y otro.
- Entradas y salidas rápidas de la calzada.
- Bloquear salidas y entradas de autopistas o arterias importantes.
- Tocar la bocina excesivamente.
- Gestos obscenos con las manos.
- Amenazas y exabruptos verbales.
- Agresión física al automóvil de otra persona con palos, piedras, o las manos.
- Peleas físicas con o sin armas.
- Amenaza con arma de fuego.
- Persecución para cobrar venganza por una provocación.
Y como resultado de esta violencia, se producen muchos “accidentes”, y algunos con resultado de muerte.
Pero qué pasa cuando, además, se introducen otros ingredientes como es el alcohol y resto de drogas, la velocidad, y la desatención, pues que ese arma de matar, se carga con balas.
Hay un terrorismo vial del que nadie habla. Cada año se producen miles de muertes, millones en todo el planeta, que se siguen denominando “accidentes de tráfico o tránsito”, pero por medio están conductores que llevan un coche cargado con balas. Balas llenas de alcohol, todo tipo de drogas o desprecio por la vida, propia y de los demás.
Hay muchas Maixabel en el mundo de las víctimas de tráfico. Madres y padres que han perdido sus hijos y desde entonces se dedican a concienciar sobre este peligro, que se reúnen con presos por delitos viales, o que dan charlas a personas que ha perdido todos los puntos de su carnet por este motivo o por infringir las normas de Seguridad Vial, o que ayudan a otras víctimas, psicológicamente o con consejos para enfrentarse a un juicio, pero no son conocidas, fuera de este ámbito.
Espero que, algún día, cuando exista una secretaría de víctimas de tráfico, se modifique la Ley de Víctimas, que actualmente ni nos recogen, y hagan suya mi petición de modificación, ya que las sentencias por siniestros de tráfico, siguen siendo de las más pequeñas y ridículas, y al menos nos concedan que, cuando estamos dando sepultura o incineración a nuestros muertos, los causantes estén en la cárcel.
La Ley de Víctimas de Delitos debe recoger que, las víctimas de siniestros de tráfico, como víctimas de delitos que también somos, tengamos el derecho a que el victimario no permanezca libre mientras que estamos dando sepultura a nuestros familiares, ni durante un tiempo crucial de nuestro duelo. Todo aquel delincuente vial culpable de producir muerte, deberá permanecer en la cárcel, desde el momento en que es detenido o producido el hecho, por un periodo negociable con las víctimas, no computable con la condena que le fuera impuesta una vez juzgado por el delito cometido, y que, por lo general, no se llevará a cabo hasta pasado unos tres años.
–Pido a la Fiscalía General de Seguridad Vial, y a los fiscales en general, que apoyen, redacten, modifiquen o dicte las normas necesarias para llevar a cabo esta modificación de la Ley de Víctimas de Delitos, petición que haría un poquito más llevadero nuestro duelo. Es de justicia y nos lo deben como víctimas que somos.
Ya que jurídicamente no hay forma de que se admita endurecer las penas o aplicarlas en su máximo grado, para los delitos contra la Seguridad Vial, esta sería una forma de ayuda moral a las víctimas indirectas de siniestros viales (de mi manifiesto por el día de las víctimas de tráfico de 2021 Flor Zapata Ruiz)
“Lo que caracteriza a la víctima es su inocencia”. Reyes Mate
Vuestro dolor es el mío. A mi hija la mató un conductor borracho, que intentó hacer pasar por el que conducía era el copiloto. Era plenamente consciente de lo que había hecho. Mientras cubríamos el cuerpo de mi hija con un verde manto de hierba, él ya estaba en la calle. Fue condenado a dos años y nueve meses.
Esto ocurrió hace diecisiete años. En la actualidad, las víctimas matadas por conductores borrachos y drogados, siguen siendo enterradas con sus victimarios en la calle, y después de algunos años, cuando se produce el juicio, son penados con sentencias ridículas, nada que ver con otras aplicadas a homicidios.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.
Hola Flor. Hace muchos años me encontré con tu blog, hoy viendo el documental «Una mañana fría» y verte nombrar a Helena, recordé que te había leído y he venido a buscar tus palabras. Grata sorpresa ver que le sigues escribiendo, a ella y a todo el que tenga el placer de leerte.
Ahora, a mis 27 años, he perdido a mi padre hace un par de meses, no por un accidente de tráfico, pero sí por algo muy injusto.
Puedo sentir algo de tu dolor, ya que qué te voy a decir, supongo que sobrevivir a una hija tiene que ser de lo peor que puede ocurrir en vida y más así.
Solo quería escribirte para decirte que estoy segura que esté donde esté, Helena está orgullosa de ti, de vosotros. De tu lucha, tus pensamientos, tus mensajes hacia ella y hacia la sociedad. No dejes de hacerlo porque es una labor increíble.
Un abrazo virtual Flor, espero que te llegue.
Muchas gracias Irene, por tus palabras. Ahora cada vez me cuesta más escribir, me duele más. No es cierto que el tiempo lo cura todo. El llanto seco es el peor. Siento lo de tu padre, casi siempre la muerte es injusta porque siempre es inoportuna. Me alegra que hayas podido ver «Una mañana Fría», es una película que tendrían que ver muchos para replantearse su forma de conducir. Para mí fue un proyecto muy bonito porque me impliqué mucho con su directora y creo que fue una forma de cerrar mi lucha. Te deseo lo mejor para esa vida que te queda por vivir. Un abrazo. Flor, madredHelena.