(Post escrito el 20.05.2007 por FZ madrdHelena)
Con cada persona que muere en los mal llamados accidentes de carretera, mueren otras que no estaban allí en ese momento, pero que con su muerte producirá una cadena de muerte.
Porque se muere de muchas formas y maneras y es especialmente dolorosa, porque es una muerte en vida, una muerte lenta, una muerte anunciada, una muerte prematura.
Porque muere todo lo que te importaba, interesaba, querías, necesitabas… y no me refiero sólo a la persona desaparecida, también lo que a ti personalmente te afectaba y a los que te rodeaban.
El resto de personas que te querían y te necesitaban se ven abandonados.
Ya no nos importa el resto del mundo. No hay problema mayor que lo que nos ha pasado. «Qué se aguanten los demás, también sufro yo».
Y así una muerte nos arrebata la vida, la ilusión, la esperanza, el amor por los demás, en definitiva nuestra vida.
El amor por el resto de hijos, conyuge, padres, hermanos, parece que desaparece y aunque no sea así, nuestro pensamiento, está muy lejos de ellos, se marchó con el ser querido.
El número de Junio de 2007, de la revista «Psychologies», trata el tema «Aprender a separarse». Es un dossier que habla sobre todas las separaciones. Os recomiendo leer la parte destinada a «la última separación», escrita por Mª Jesús Álava, psicóloga:
«La muerte de un ser querido nos ahoga en un pozo sin fondo, el sufrimiento es tan desgarrador que parece que nos va a partir por la mitad.»
Tambien os recomiendo mi carta » madres llenas de dolor», recogida en mi blog «Madres sin hijos». Esta carta no contiene opiniones importantes, sólo mi reflexiones antes este dolor.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por un conductor con alcohol.