Si de verdad existe un dios, a mí me ha ungido con el bálsamo y la maldición de la escritura. Bálsamo, porque es mi instrumento para llorar, y maldición, porque desde hace casi once años, no puedo desprenderme del dolor, del mío y del de los demás, cuando la cusa es la misma.
Laura F.C., una joven de 25 años, perdió la vida el viernes, por culpa de un conductor con alcohol. Un conductor que, tres horas antes, ya había sido detenido por conducir con alcohol. Fue retenido y su coche inmovilizado. Pero su coche fue rescatado por un amigo, y tres horas después, el delincuente vial volvió a coger su coche y se estrelló contra el que conducía Laura.
Laura es una víctima de Siniestro vial o de siniestro de tráfico. Laura no ha tenido u accidente. Laura, como mi hija, es víctima del alcohol que otro toma. Laura, como mi hija y otros tantos, son «bebedores pasivos». Pero a diferencia de la figura del «Fumador pasivo», en nuestro país no existe esta figura.
Si nuestras leyes contemplaran que aquellos que conducen con alcohol u otras drogas, directamente fueran detenidos y a la cárcel, como existe en otros países, Laura aún viviría.
Pero aquí sigue siendo muy fácil beber y conducir, y matar con un coche.
El que ha matado a Laura, a pesar de ser acusado de varios cargos, tendrá una condena, como máximo de cuatro años. Una condena que nunca se lleva cabo en su grado máximo.
Las condenas por homicidio imprudente, en los casos de siniestro vial, son ridículas: dos años, dos años y medio, tres años, y siempre con el miedo de que el juez de turno sentencie todavía menos, lleva a algunas víctimas a llegar a acuerdos en nada satisfactorios, por el temor de que la sentencia sea menor.
No hace mucho asistí a un juicio en el que, o bien la abogada nos engañó, diciendo a los padres de la víctima que llegara a un acuerdo de 24 meses, porque la jueza iba a imponer menos, o bien la engañaron a ella porque la sentencia, luego, fue de tan solo 20 meses.
¿Hasta cuando las muertes con un coche van a a seguir siendo tan fáciles y tan baratas?
Y el problema es que todos podemos ser «bebedores pasivos» y lo siguen llamando accidente.
Familiares de Laura F.C., vuestro dolor es el mío. Mi solidaridad.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por un conductor borracho.
Chère FLOR,
He leido lo ocurrido a ésta chica llamada LAURA, es evidente que en España no existe la justicia, a nosotros padres sin hijo , solo nos dejaron los ojos para llorar , todo mi pesar a la familia de LAURA F.C.
FLOR, un abrazo fuerte, para ti, Tina