Criminología, Víctimas y Seguridad Vial

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El pasado treinta y uno de marzo y uno de abril, tuvo lugar en la Academia Galega de Seguridade, de A Estrada, las II Jornadas Nacionales de Aspectos Criminológicos en Materia de Seguridad Vial, al que pude asistir, junto a otros autores del libro del mismo nombre.

mariavictoria

Me pareció importante e innovador que la AGSP incluya una actividad así en la formación de su policía.

Como víctima, me parece primordial que los siniestros de tráfico se estudien bajo todos los puntos y en especial, también, desde el punto de vista criminológico.

Muchos conductores realizan acciones con un comportamiento criminal que, a veces, tiene como resultado la muerte de una persona.

violencia vial

Si las víctimas ya tenemos bastante problema para que se nos reconozca como tal y las acciones que llevan a nuestra pérdida y dolor sean debidamente castigadas, sería un gran avance que los que actúan en los atestados de los siniestros viales estén lo mejor formados para tal fin. Que no seamos las víctimas quien tengamos que encargarnos de hacer las investigaciones sobre qué pasó, cómo fue ese mal llamado accidente.

lo llaman accidente

Por eso, con la presentación del “Libro Aspectos criminológicos en Materia de Seguridad Vial” por expertos en criminología, se está produciendo un avance en la formación  y concienciación sobre los siniestros de tráfico.

Y yo me encuentro halagada, reconfortada, y muy agradecida, de que se fijaran en mí para escribir la parte de ese libro dedicada a las víctimas, y que me incluyan en estas jornadas. Y como siempre, me sirven para aprender un poquito más.

que esperamos

En esta ocasión, me han servido para confirmar que la última reforma del código penal, en cierto sentido, parece un nuevo retroceso.

En el plano jurídico las víctimas seguimos muy perdidas.

La nueva distinción entre delitos graves y delitos leves conlleva una nueva sistemática de qué se ve por la vía civil y qué por la vía penal.

Alguien me ha insinuado que anterior a la última reforma, pareciera que las víctimas solo queríamos una modificación de las indemnizaciones, más que encontrar justicia por la vía penal. Y yo, que no tengo ni idea de leyes, contesto que a las víctimas, especialmente las mortales, ese es un dinero que nos quema.

Yo no he escuchado todavía a una madre que se queje por el dinero que ha recibido por la muerte de su hijo, pero sí he oído a muchas del poco o ningún castigo recibido por parte del causante de la muerte de su hijo.

Es cierto que se ha conseguido modificar el baremo de indemnizaciones totalmente obsoleto, e injusto en muchos casos, especialmente para los gravemente heridos, pero necesitamos también la aplicación de sentencias justas, cuando el hecho ha producido la muerte de una persona.

La mayoría de los hechos viales son sancionados con penas que no conllevan la entrada en prisión. Los delincuentes viales tienen diversidad de formas de recuperación y rehabilitación. Nuestras víctimas no tienen ni una sola oportunidad.

En la primera presentación del libro de criminología  encontré como conclusión que los accidentes de tráfico deberían llamarse “Siniestro Vial”. En esta ocasión, mi conclusión ha sido más negativa. Quizás porque mi estado era más negativo, o porque me preocupa que la siniestralidad tenga un repunte y no veo qué más podemos hacer las víctimas.

Pero sí quiero traer un punto de optimismo con ese consejo que me dio una persona del ámbito jurídico.

Dice que con el estatuto de las víctimas se abre un sinfín de posibilidades. Igual que me suele decir mi marido, esta persona me dice que no se trata de tener más leyes, sino saber utilizar las que tenemos.

También he dicho yo en alguna ocasión que no era necesario imponer penas mayores, sino aplicar las existentes, pero ya no estoy segura, porque las que se aplican cada vez son menores.

Nunca me plantee hacerme una experta en derecho, es más, sabía que la justicia es lenta y siempre pensé que no podía esperar hasta que actuase, porque hasta que se celebrara el juicio pasaría mucho tiempo. El que mató a mi hija podía seguir matando. De hecho, hasta pasado tres años y medio no se produjo el juicio ni se le retiró el carnet.  Por eso, desde el principio, me plantee como misión, concienciar.

No tengo facilidad para entender códigos y artículos de leyes, es un lenguaje que siempre me ha producido pavor. Y siempre he dicho aquello de “Pleitos tengas y los ganes”.

Por eso, por lo que he logrado aprender en estas jornadas, y por la ayuda de mis compañeros, os aconsejo:

Recurrid siempre a verdaderos profesionales: buenos abogados penalistas, investigadores y criminólogos especializados en siniestros de tráfico.

Dejad en manos de expertos estos temas, porque vuestro dolor es tan grande y no seréis capaces de sacar fuerzas para enfrentaros a los mismos, y cuando logréis tenerlas, ya se habrá pasado el plazo de reclamación.

Y después de las últimas reformas:

Toda víctima en su primera comparecencia en el juzgado, para denunciar o para ser informada, manifestad, siempre, que deseáis recibir notificación de todas las resoluciones que dicte el juicio, y de aquellas que pongan fin al  procedimiento (Autos y sentencias)

Las víctimas tienen derecho  a estar acompañadas en todo momento, en la práctica de diligencias por personas que ellas mismas designen.

Las víctimas pueden participar en la ejecución de las resoluciones judiciales.

Y sobre el papel todo esto está muy bien, pero del estatuto de las víctimas  siguen muchas cosas sin desarrollarse ni ponerse en  marcha, así es que, mejor que no llegues a ser una víctima.

La nota positiva, como ya he dicho, es que a las personas implicadas en los siniestros, se les hable de todas estas cosas, y que la criminología vial sea una asignatura más dentro de su formación.

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Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

Podcast alusivo a las  las jornadas y a mi historia. Minuto 21 aproximadamente.

http://www.crtvg.es/rg/podcast/a-tarde-a-tarde-do-dia-05-04-2016-1953662

 

 

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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