Es curioso lo del dolor. Nadie quiere sufrir, por supuesto. Nadie quiere tener dolor. Ningún tipo de dolor, pero preferimos el físico, porque siempre hay algún analgésico que lo atenúe. Y el psíquico, el mental, el del alma que dicen algunos, es más fácil de ocultar a los demás, pero no tiene ningún anestésico.
Y somos más solidarios con el físico, tenemos palabras de aliento, de esperanza, visitamos a los enfermos, deseamos pronta mejoría…, pero nos bloqueamos con el dolor de la pérdida.
Estamos acostumbrados a ver en cine muerte, sangre, desastre, destrucción, a veces, en demasía, y no pasa nada, estamos inmunizados, pero no sucede lo mismo cuando esa película es un documental, real. Si podemos, cambiamos de cadena, no lo vemos. Y si es en un cine, simplemente no vamos.
No nos importa el horror en la ficción, pero no soportamos la realidad que supera a la ficción. Esa realidad que nos es más cercana, y que puede ser parte de nuestra vida o del vecino.
Y los más solidarios, tragarán saliva, borrarán una vergonzosa lágrima recién escapada, y aguantarán. Pero, la gran mayoría, lo tienen claro: no me ensucies con tu dolor.
Porque el dolor ensucia. Igual que la sangre o cualquier otro fluido.
Pues, lo mismo sucede con los que no quieren ver «Una Mañana Fría», y no me refiero a los que son también víctimas.
«Una Mañana Fría», no tiene sangre, no tiene hierros retorcidos, y sí un mensaje de esperanza, y mucho espíritu de concienciar sobre algo que produce muchas muerte (3.700 personal al día en todo el mundo, mueren en siniestros viales), y seguimos empeñados en verlo como algo muy, muy normal.
Por eso, es una película que debería hacerse famosa, que se debería ver en todos los pueblos, ciudades, institutos. Que deberían ver todos lo que han tenido una pérdida, sea por el motivo que fuere.
No tengas problema en ensuciarte con el dolor porque el dolor compartido no es menor, pero es más llevadero y puede ayudarte a llevar el tuyo, actual o futuro. Porque a todos nos espera nuestra dosis de tragedia.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.