Mari Carme Corral es madre de Rebeca, una joven que aún arrastra las importantes secuelas de uno de esos mal llamados accidentes de tráfico. Un desalmado se la llevó por delante en una marquesina de la parada del autobús. Sigue pleiteando por esas secuelas.
Mari Carmen, cada vez que los médicos salían del quirófano diciendo que no podían hacer nada por su hija, ella les obligaba a entrar para que siguieran intentándolo. Y se salvo. Mari Carmen, prometió que prestaría parte de su tiempo a ayudar a otras víctimas.
Meli, madre de Guille, que murió en una moto, aún su caso está por resolver, tiene también un blog, es sobre duelo. Algunas madres llegan hasta él.
Isabel Hoyos, madre de Juan Ramón, que murió de cáncer de médula en mayo de 2010, unos años antes atropelló a un coche. Algún médico le dijo que ese cáncer había sido como consecuencia del fuerte golpe recibido en este atropello. Isabel llegó hasta Meli buscando consuelo. Meli se enteró de que no solo había perdido a su hijo sino que la justicia le había considerado culpable, al niño, y ahora tenía una deuda inmensa por el pago de las costas que iban subiendo, subiendo, y a la que no podía hacer frente de ninguna forma, debido a su situación actual y a los gastos contraídos durante los años de enfermedad de su hijito.
Meli me lo contó para que lo hiciera público a través del blog. Buscábamos la forma de conseguir el dinero para pagar esas malditas costas.
Al igual que en el caso de Esther, la madre de Juan, este blog fue, en principio, la forma de dar a conocer ambas historias.
Puse en contacto a Isabel con algunos periodistas y su noticia se pudo ver en muchas televisiones.
A estas alturas de la historia ya no recuerdo cómo llegó la historia hasta Mari Carmen, de Málaga.
Mari Carmen, desde el principio, se volcó con esta familia. Recuperó documentación del caso, vio que había sido un caso mal gestionado y llevado, buscó ayuda en Itrassa y en el abogado Pérez Tirado, un abogado que se dedica a las víctimas de accidentes de tráfico, al que he escuchado hablar en más e una ocasión pero al que nadie me ha presentado, ni siquiera sé si tiene alguna relación directa como afectado, pero sé de su buen trabajo en este ámbito.
Y finalmente esta cadena, especialmente con el eslabón de Pérez Tirado, ha conseguido que la aseguradora, a la que Isabel debía esa fortuna que quizás ya estuviera por los 20.000 Euros, haya perdonado la deuda.
Por primera vez, Isabel y su familia han sonreído.
A mí todo esto me ha recordado mucho la famosa película «Cadena de favores» aunque en este caso solo tengo la certeza de que Mari Carmen hizo esa promesa.
En mi caso puedo decir que cuando mi hija murió por un conductor borracho me dije que haría todo lo posible por evitar que les pasara a otras madres, y me puse a escribir.
Creo que si todos formáramos parte de una cadena de vida se conseguirían muchas cosas, sobre todo, que muchos no la perdieran.
Mil gracias a todos los que han hecho posible esta historia con un final mediofeliz. Gracias a todos los que estaban dispuestos a colaborar para ayudar a pagar la deuda. No ha sido necesario.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
La aseguradora es MAPFRE, asi con mayusculas por su comportamiento ejemplar con esta familia. Gracias también a Mapfre.
Esa cadena de favores entre personas que hemos pasado por tragedias similares hace que sigamos sacando fuerzas de donde creíamos que ya no las había, luchar, aprender a vivir tras lo vivido.
Saber que todavía existe la empatía y que, pese a encontrarte inmerso en la soledad de tu propio dolor, hay personas que están dispuestas a echarte una mano y a intentar comprenderte.
Pese a no conocernos en persona puedo afirmar con orgullo que tras la red hay una gran cadena de hermosos corazones que nos alientan en esta carrera de obstáculos que es el reinventarnos y el sobrevivir al dolor.
Gracias a todos vosotros.
Una cadena de un valor incalculable….¿sabéis por qué? porque lo que une cada uno de los eslabones en el amor que sentís por vuestros hijos, ¿quién se atreve a romper esa cadena? NADIE.
Enhorabuena por todo y en especial a esa cadena que os/nos une.
Un abrazo para los padres de Juan Ramón desde mi corazón de madre.
«…los eslabones, es el amor…» quise decir (las prisas no son buenas)
Desde mi dolor me ofrezco en lo que pueda ayudar. A veces nos cuesta ponernos en la piel de los demás, pero si lo hiciésemos más a menudo, irían mejor las cosas. Me alegro por ésa familia y me alegro por tí Flor, porque veo que eres una luchadora. Un abrazo desde Pucela