Carta a Fernando Romay

(Post escrito el 11.09.2006 por Flor zapata, madredHelena)

El 13 de Diciembre de 2005, yo escribía una carta a Fernando Romay, que, por supuesto, nunca le llegó porque no la envié.
Hoy comienza nuevamente el programa ¡Mira quién baila!, aunque esta vez creo que no estará Romay. Ello me ha hecho recordar esa carta.
Después le vi en la entrega de los premios “Jóvenes tocados por la Publicidad”, realizado por el último curso de estudiantes de Publicidad de la Universidad Antonio Nebrija y que los compañeros de Helena dedicaron a su memoria, pero su altura, su ternura y mi dolor, me impidió acercarme a él y decirle “te he escrito una carta que nunca recibirás”.
Era de las primeras cartas que escribía. En ella le contaba cómo había perdido mi hija la vida y le pedía ayuda para concienciar y despertar a esta sociedad.
Apenas ha pasado un año. Algo se ha movido, aunque no es suficiente. Este fin de semana, las víctimas, nuevamente, han sido muchas.
Esto es lo que le decía a Fernando Romay cuando nos mostraba a todos los que le seguíamos a través de ¡Mira quién baila!, cómo se puede hacer cualquier cosa, aunque parezca imposible si se poner el corazón en ello:

“Mi hija tiene una fotografía contigo, no es nada excepcional, tendrás tantas fotos con tantas personas que nos has vuelto a ver. En la vuelta ciclista del año 97 ó 98, no recuerdo bien, mi marido coincidió contigo, él iba como representante de su empresa en dicho evento. En la etapa final en nuestro pueblo Alcobendas, nuestra hija se hizo una foto contigo.

Mi hija también tenía otro punto de conexión contigo, relacionado con tu etapa más actual.
Ella también practicaba “bailes deportivos de salón”, aunque ahora lo tenía un poco abandonado por los estudios, ganó alguna competición en su modalidad y nivel. Bailaba muy bien.

Nosotros no tenemos más hijos, pero mi dolor me hace que haga todo lo posible para que esto no les suceda a más jóvenes. Ellos son nuestro futuro, nuestra esperanza, nuestra vida. Como padre sabrás que vivimos y morimos por ellos.

Los jueces aplican las leyes de una forma arbitraria y según su criterio y esta locura no hay quien la pare. La sociedad se acostumbra a que cada fin de semana nos digan que ha muerto un número determinado de jóvenes en las carreteras, como si fuera algo habitual, un número sin nombre ni rostro. Por accidentes de tráfico mueren más jóvenes que por cualquier atentado terrorista o enfermedad. Es normal, los jóvenes salen de madrugada, beben, corren… ¡NO, no es normal!

Mi hija no bebía, no corría y murió a las 4 de la tarde.

Mi intención y deseo es que, personas como tu, que llegáis a toda la sociedad, tu personalmente que tienes buen contacto con los jóvenes y tienes acceso a los medios de comunicación, hagáis campaña para que toda la sociedad se conciencie con este tema y se cambien hábitos y costumbres.

Vosotros los personajes públicos podéis hacer una buena campaña y quizás cuando toda la sociedad se despierte, entonces nuestros políticos y nuestros jueces empiecen a poner solución a este gran problema.

Yo os pediría, como madre que puede representar a tantas madres que están en esta situación y a tantas posibles madres, porque parece que nunca nos va a tocar, que utilicéis vuestro ámbito de influencia para hablar sobre este tema. Esta puede ser otra buena acción. No tiene el nombre de ninguna ONG, pero tiene un nombre más universal y que nos afecta a todos, NUESTROS HIJOS.

Perdona mi atrevimiento. Te envío una copia de la foto que tienes con mi hija, ahí era todavía una niña, ahora era una joven bonita, alegre y sobre todo llena de vida.

Recibe un afectuoso saludo.

Flor, madre de Helena.”

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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