Doscientos treinta y cinco muertos más en accidentes de tráfico

Se acaban de publicar, a bombo y platillo, la estadística de muertos por tráfico en este verano de 2013. Y contabilizados desde Julio hasta el 1 de septiembre, resulta la bonita cantidad de 235 muertos.

Y la presentación a cargo del ministro de Interior, que siempre digo yo que por qué no da esta información el ministro o ministra de turno del ministerio de Sanidad, puesto que al igual que los muertos por el tabaco u otras drogas, y otras pandemias sería información reservada al ministerio de salud.Pues, como decía, el ministro Jorge Fernández dice: «me satisface enormemente poder transmitir buenas noticias».

Y estas buenas noticias son que en relación con el año pasado los muertos bajan un 10%, es decir 30 muertos menos.

Supongo que esta buena noticia no se la habrá dado a los familiares de los 235 que han muerto. Habría estado bien que igual que da esta buena nueva a esos 35 que no se han matado o les han matado, tendría que haber dado su pesar a esos 235. Pero las autoridades, ni príncipes, ni reyes, van a los funerales de los muertos en siniestros de tráfico. Tampoco a eventos en memoria de los miles y miles que han muerto hasta ahora.

Pero volvamos a la noticia,  ¡no serán 235 muertos más!¡No habrán sido las últimas vacaciones de 235 personas! El último verano. Y algunos ni las comenzaron.

¿Han contado a los 78 muertos del accidente de tren de Galicia? Esos también lo fueron por la velocidad, y por la falta de seguridad, y por no hacer las cosas como las deben hacer.

¡Ah, no, esos no entran! Esos son pobres víctimas. Y los muertos en carreteras son producto de la fatalidad. De que Dios se los ha querido llevar a su lado. De la irresponsabilidad de cada uno. Por salirse de la vía, que según las informaciones sigue siendo el accidente que más fallecidos produce.

¿Pero qué clase de accidente es salirse de la vía? Salirse de la vía es la consecuencia, no la causa. Se salen de la vía por la velocidad, por un adelantamiento indebido, de la víctima o de otro, por un animal en la carretera, por una curva mal trazada, por el mal estado de la carretera, y muchos más motivos que hay que investigar.

Pues, nada, señor ministro, estamos contentos, porque 235 muertos es «peccata minuta» para todos los que se podrían haber matado. Porque como han sido en dos meses, tocamos a 117, 5 muertos por mes, a tres muertos y medio al día, nada que ver con los que se producen en un accidente de tren o de avión.

Y lo peor de todo es que, al que no le toca, se lo cree, se confía, y baja la guardia. No puedo con tanto dolor.

Mi pesar y mi dolor para con esas familias que este verano han engrosado el número de muertos en las carreteras. Vuestro dolor es también el mío.

Algunos de los siniestros de este verano:

J.T.G en Valdoviño A Coruña

Una mujer de 35 años en Asturias

Nueve muertos en un autobús en Ávila

Un joven motorista en Burguillos

Cuatro muertos en cinco accidentes

Un hombre y un niño en Añastro

Tres muerto en Fondón. Almería

Cuatro personas en la A-92 a la altura de Diezma. Granada

Una mujer muerta en la C-17 Barcelona

Cuatro personas mueren en menos de un día, Madrid

Y ésta es solo una pequeña muestra, que no pongo más que luego me quedo sin espacio para seguir escribiendo, siempre sobre lo mismo.

No son 235 muertos menos, son 235 muertos más, en siniestros de tráfico. Por no hablar de los muchos heridos.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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