Los que conocen bien este blog saben que últimamente me cuesta mucho escribir. El tiempo no cura, enseña a vivir con el dolor, pero incapacita para afrontar otras cosas.
No necesito inspiración para ponerme ante el blog, pero sí rabia, esa misma rabia que me volvió loca hace diez años y fue el impulso para esta lucha. La misma rabia que sentí cuando conocí la noticia de la muerte de una niña de cuatro meses y medio, en su sillita de bebé, aplastada contra el asiento del copiloto, como consecuencia del alcance de otro coche, cuyo conductor lo hacía bajo los efectos del alcohol.
Me trajo a la memoria otro conductor con alcohol, que hace diez años, alcanzó el coche de mi hija. Este otro indeseable que mató a mi hija, llevaba mucho más alcohol (1,07 y 1,08 en la segunda prueba), pero el resultado fue el mismo: una hija muerta.
No paro de pensar en esa madre, en esta ocasión más joven que yo, y que lo único que la diferenciará de mí es que le quedarán muchos más años de dolor.
¿Qué hay que hacer para que la gente se conciencie de que al volante, ni una gota de alcohol? ¿Cuándo nos va a entrar en la cabeza que el alcohol que tú tomas puede matar a otro?
Querida joven madre, tu dolor es también el mío porque antes ya fui yo. Solo puedo llorar contigo.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por el alcohol que otro tomó.
Como siempre!!
Esto no para, pero porque no se conciencian!!
Besos GORDOS Flor.