(El lazo naranja de las víctimas de siniestros de tráfico)
En estos catorce años de escritura para concienciar sobre los siniestros de tráfico, tengo muchos post dedicados a siniestros sufridos por jóvenes, y curiosamente, se repite una cifra, tres fallecidos.
Y todos los días, todos los fines de semana, muere algún joven, pero lo que nos conmueve, lo que nos afecta, lo que nos remueve no es el hecho de que sean jóvenes, sino el número.
Las víctimas de tráfico siempre decimos que no pasa nada, no se toman medidas porque las muertes son un continuo goteo, de uno en uno. Pero si todas estas muertes, que llenarían un estadio de fútbol fueran todas a la vez, entonces se vería de otra forma.
Ayer, cuando conmemoraba la no celebración del cumpleaños de mi hija, tres jóvenes morían en un siniestro de tráfico. Tres jóvenes que pasarían a engrosar las estadísticas de los jóvenes que pierden la vida en accidentes de tráfico entre los 5 y los 29 años, siendo esta la primera causa de muerte en este rango de edad.
Sara, Sofía y Bieito, tres jóvenes fallecido, y otros dos gravemente heridos, es el resultado, parece ser, de exceso de velocidad y quizás inexperiencia. A mí me gusta decir «exceso de juventud».
Cuando comencé a escribir, como mi primera carta abierta a los jóvenes, tenía claro que mi objetivo eran los jóvenes, ellos eran el futuro, y los principales sujetos de esta pandemia. A ellos debía dirigirme.
En muchos momentos he perdido esa esperanza, y a la vez he vuelto a recuperar ese objetivo, en momentos como este, porque me resisto a que sigan sucediendo estas tragedias como algo inevitable.
Creo que es misión de los adultos estar ahí recordándoles los peligros de la carretera.
Habrá que esperar para saber las causas del siniestro de los jóvenes de Redondela, pero el resultado siempre será el mismo: demasiada juventud para morir.
Cómo pienso en los padres de esos jóvenes y en la vida que les espera a partir de ahora. Y es tan absurdo y triste perder la vida en un siniestro de tráfico.
Vuestro dolor es también el mío.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.