Demasiados Kamikazes

Hace unos días, el padre de Helena pronunció esta frase, “demasiados kamikazes”, con la ironía y la sabiduría que da la vida cuando has perdido lo que más querías y la vida te obliga a seguir vivo.

Sí, últimamente existen demasiados kamikazes, en unos pocos meses, las noticias de los periódicos se llenan de estos protagonistas. Pero os invito a leer algo que escribí el 27 de noviembre de 2007, hace ya doce años, mi reflexión sobre el término kamikaze.

Y después de tanto tiempo, seguimos con la misma perversión del lenguaje periodístico.

Las muertes de tráfico se siguen llamando “accidente”. A los que conducen en dirección contraria  se les denomina “kamikaze”. Los que atentan contra la vida propia y la ajena conduciendo con alcohol y otras drogas, hasta el punto de no ver las señalizaciones, o tratar de esquivar los controles de la policía, se les denomina “kamikaze”, cuando,como mínimo, se les debería denominar «delincuente vial» . Producen la muerte con su estado, su actitud, sus acciones, y lo denominan “accidente”…

¡Hasta cuándo se va a utilizar este lenguaje que trata de que se sigan viendo como normal los siniestros de tráfico!

Por favor, señores periodistas,  no comiencen a hablar de kamikaze cuando se trata de un conductor por dirección contraria. Ese término encierra, generalmente, a un conductor rodeado de mucha droga. E incluyo al alcohol dentro del término “droga”, porque lo es.

A estos elementos, yo ni siquiera los definiría como violentos viales, porque está claro que la sociedad tampoco nos admite este término. Directamente, las muertes producidas con un coche, y con alcohol y otras drogas las definiría como asesinatos, porque existe un arma de matar, el coche, e intención de hacerlo, porque todo el mundo sabe que el alcohol y otras drogas matan.

No es necesario que se endurezcan las penas si es cierto lo que escuché el otro día en unas noticias de que podían llegar hasta muchos años de cárcel. Pero me parece a mí que las sentencia en estos casos son más bien escasas (de uno a cinco años).

Lo que es necesario es que quién lo hace, lo pague, con la pena máxima. Aquél conductor que es detectado en un control de alcohol o drogas, directamente al calabozo a pasar la noche. Requisado el coche y al calabozo, y después la pena oportuna.  El que con esos componentes, además, produce muerte, directamente a la cárcel. El carnet, retirado de por vida. Y máxima pena. Nada de año y medio, dos años, que ni siquiera entran en la cárcel. ¡Por Dios, señores jueces, que han quitado una o varias vidas!

¿Es que nuestros muertos lo son menos que los producidos en los atentados terroristas o por violencia de género?

Ya está bien de pensar que ha sido un accidente.

Y a los señores periodistas, no me cuenten las excelencias de esa persona antes de quitar la vida a otro. No le hagan un héroe. La mayoría de los kamikazes, como los denominan, están escondiendo un delito, o varios.

No hablen de estos individuos que nunca se matan ellos, sino los inocentes. Dejen de utilizar ese término para definir que iban en dirección contraria. Y utilicen el término siniestro vial o siniestro de tráfico, porque el término accidente le hace menos culpables.

El que mató a mi hija, al que no se le realizó la prueba de drogas porque en ese momento no se hacía, después de haber envestido el coche de mi hija le pregunto a su compañera copiloto si tenía carnet, y cuando esta le dijo “ya sabes que no”, el respondió: pues me acabo de romper la vida.

En ese momento era militar, y tuvo que dejar el ejército. Pero a quién realmente rompió la vida fue a mi hija,  y a nosotros nos la partió en dos.

El coche de Helena

Queridas familias víctimas, vuestro dolor es el mío.

Las calas de Helena, para las víctimas.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.

www.quieroconducirquierovivir.com

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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