¿Cómo he llegado hasta aquí?

No se trata de que, a estas alturas, me esté preguntando cómo he llegado hasta aquí, que como hasta vosotros sabéis ha sido por la muerte de mi
hija. Es el título de la 10ª Jornada de Attitudes que este año tenía el título de «¿Cómo he llegado hasta aquí? La influencia de la conducción subconsciente
en la seguridad vial».
Algo que cualquier conductor con cierta experiencia hemos sentido alguna vez, cuando hemos llegado a nuestro destino.

Es lo que se denomina conducción subconsciente, una conducción sin conciencia plena, atenta y reflexiva porque la hemos realizado sin atención y
las cosas que se hacen con menor atención, sin esfuerzo, se recuerdan menos.

Como siempre, un estudio de esta organización con interesantes resultados de los que hasta ahora se conocía poco. Y así se ha comprobado que un 75% de conductores han conducido alguna vez de forma subconsciente y un 6% que lo hacen muchas veces. Que el perfil es una persona entre 35 y 40 años, con unos tres años de conducción, que conduce a diario, el mismo trayecto, con estudios, ocupada, y con lapsus cotidianos.

Este estudio se ha llevado a cabo con encuestas y observación durante la propia conducción con el sistema «Eye-Tracker Tobil Glasses».

Pero, a pesar de esta conducción subconsciente, no se han detectado accidentes graves, aunque muchos conductores después de haber tenido conciencia de este tipo de conducción sí han tenido y experimentado la sensación de peligro y riesgo. ¡Cómo no!

Se ha hablado mucho de qué hacer o cómo prevenir esta conducción subconsciente que para muchos participantes de las mesas de debates, especialmente médicos, psicólogos, científicos, es algo necesario en la vida, una forma de ahorrar energía, algo necesario para vivir, e inevitable porque al ser humano le es difícil mantener la atención más de 15 minutos seguidos.

Pero la conducción subconsciente es algo evitable. A través del cambio de estímulos: cambios de velocidad, señales, con vehículos más inteligentes y sobre todo, a través del conductor que debe tener la conciencia de la vulnerabilidad.

Los que leáis estas pequeñas notas no penséis que estáis exculpados de los despistes y peligros que producís por hacer una conducción subconsciente, que se producen y muchos (pasar semáforo en rojo, pasos de cebras, no ver otros coches, peatones, etc.), porque, la mayoría de las veces,
estas distracciones pueden producir la pérdida de la propia vida.

Y como bien dijo el fiscal de Seguridad Vial D, Bartolomé Vargas, la conducción subconsciente no  salva a aquellos que conduzcan contraviniendo los artículos IX y XII de la Ley de Seguridad Vial.

Una jornada nuevamente interesante, llena de opiniones importantes, reflexivas, y como siempre, centrada en el ser humano. Porque, al final, los coches son llevados por personas, y cada una es distinta y diferente, con sus actitudes y circunstancias, y pocas veces pensando que lleva entre las manos un arma que puede matar, aunque la mayoría de las veces puede darnose el place de transportarnos a otros lugares.

Y, por cierto, ¡ojo, mujeres! Somos las que más problemas llevamos a los coches, más tareas, más pensamientos acumulados, más prisas, más responsabilidades, y eso afecta. Hasta el punto de que en esta misma jornada he podido conocer que la mayoría de los accidentes «itineri», son
sufridos por mujeres.

Un lujo asistir a este tipo de jornadas. Gracias, por la invitación.

Por favor, de forma consciente o subconsciente, todos debemos estar implicados en disminuir los accidentes de tráfico. Los que conducimos , los que fabrican coches, los que legislan, los que diseñan y construyen carreteras, los que nos llenan de señales, los que juzgan a los inconscientes, los que enseñan a conducir, los que educan… Todos.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

 

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