Los juicios por delitos contra la Seguridad Vial

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Después de perder a un hijo en esos mal llamados accidentes de tráfico, se podría pensar que no hay nada peor, pero sí que lo hay. Después de tanto dolor y sufrimiento, queda pasar por el juicio.

Normalmente, el juicio se lleva a cabo pasado varios años del siniestro vial. Como media se puede decir que unos tres años, pero tengo amigas que llevan cinco años esperando.

Las personas normales, sencillas, sin grandes recursos ni fortunas, no estamos acostumbradas a  tener relación con la justicia. No la hemos necesitado en nuestra sencilla vida, ni nos han tenido que buscar. Por eso, la sola idea de tener que ir a dependencias judiciales o ponernos delante de personas vestidas de negro, que con sus actos van a determinar el aumento de nuestra pena, rabia o impotencia, nos pone muy nerviosos.

Y así, después de varios años, cuando quizás algunos han comenzado a vivir con su dolor, pero con cierto sosiego, nuevamente todo se revuelve, los hechos son manoseados una y otra vez, por unos defendiendo y otros acusando, y la pena nos vuelve a estrangular.

Temblamos al pensar cómo será el juez que nos toque: ¿humano, justo, accesible? Las victimas sabemos que el que consigamos un poco de justicia dependerá, en gran manera, de cómo sea ese juez que nos toque.

De la mayor o menor pericia del abogado no dudamos. Confiamos en él, si no fuera así no lo habríamos elegido.

Y luego está la figura del fiscal, que por si alguien no lo sabe, el fiscal está para ayudar a la víctima, aunque, últimamente, y en muchos casos, los fiscales se convierten en abogados defensores de la parte contraria. Y no me estoy refiriendo solo a los casos de víctimas de tráfico.

Y no olvidemos a las aseguradoras que siempre irán a tratar de pagar lo menos posible. Siempre recuerdo en el juicio de mi hija que discutían si se habrían roto o no las gafas del chico que acompañaba a mi hija. ¡Pero cómo no se iban a romper!

Por todo ello, el enfrentarte al juicio en el que se deliberará la culpabilidad de aquel que quitó la vida a tu hijo se convierte, para nosotras las víctimas de delitos viales, en un duelo más.

Hay juicios que se finalizan después de varias sesiones, cuando en una sería más que suficiente para detectar y determinar la más que palpable culpabilidad del delincuente vial. Pero siempre surgen incomparecencias, faltas de convocatorias, problemas de conexión u otros impedimentos que hacen demorar algo que nos produce mucho dolor. Ahora mismo hay unos padres que van por su octava sesión.

Y todo ello para llegar a la conclusión de que tu hijo está muerto, que no te lo van a devolver, y que en el mejor de los casos, el culpable casi se va a ir de rositas, a pesar de los esfuerzos de unos padres que se han gastado su economía y su salud en tratar de demostrar la inocencia de sus hijos y la culpabilidad de aquellos indeseable que les arrebataron la vida.

Y todos los juicios terminarán con un «visto para sentencia», que no tendrá en cuenta un rostro, un nombre, una persona, unos sueños, unos proyectos, una familia rota, y una sentencia que nunca será equiparable ni suficiente para el daño que han causado. Porque, los delitos contra la seguridad vial, se siguen viendo casi como faltas, no como la causa, el motivo, que ha quitado una vida. Se consideran «un accidente». Algo que casi se podría arreglar con un acuerdo de las partes.

¡Qué partes! ¡Qué acuerdo! ¡Cómo puede haber acuerdo con alguien que causó nuestro mal!

Hay un refrán que dice, «pleitos tengas, y los ganes».

Queridas Meli, Montse, Oliva… matar con un coche es muy barato. No perdáis la esperanza, pero tampoco tengáis demasiadas. No dejéis que ese juicio os produzca más dolor que el ya producido por la pérdida de vuestros hijos. Nunca se hará justa justicia. Hay  demasiados implicados y pocos comprometidos en que a las víctimas de hechos viales se les juzgue con la misma medida que en otros delitos.

Mi solidaridad y mi apoyo para todos esos padres que se encuentran inmersos en juicios por siniestros viales.

Para los que les interese saber más sobre las sesiones de un juicio por siniestro de tráfico, aquí están las del juicio contra el causante de la muerte de mi hija Helena:

http://blog.quieroconducirquierovivir.com/2013/08/03/juicio-por-mal-llamado-accidente-de-trafico/

http://blog.quieroconducirquierovivir.com/2013/08/03/juicio-por-unmal-llamado-accidente-de-trafico-ii/

http://blog.quieroconducirquierovivir.com/2013/08/03/juicio-por-mal-llamado-accidente-de-trafico-iii/

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

www.quieroconducirquierovivir.com

 

 

Acerca de Flor Zapata Ruiz

Ahora soy una madre sin hijos. Mi única hija murió por un conductor con alcohol en abril de 2005. Desde entonces escribo para concienciar, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros de una conducción no responsable.
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