Desde 2005, y por petición expresa de la OMS, el tercer domingo de noviembre se conmemora el DIA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE TRÁFICO O TRANSITO. Las víctimas preferimos llamarlo, El Día Mundial Recuerdo de las Víctimas de Siniestros de Tráfico. Desterremos la palabra “Accidente”, porque en su gran mayoría se pudieron evitar, y la palabra “accidente” le quita relevancia.
Esta madre que perdió a su hija por un conductor borracho, en ese mismo año, ha escrito cada año un manifiesto. Y después de casi veinte años, quedan tantas cosas por hacer y cambiar para evitar las muertes en el asfalto, que este año no voy a escribir un manifiesto al uso. Este manifiesto plantea las preguntas que me sigo haciendo, porque siguen siendo cosas que no se han resuelto en este tiempo. Preguntas que nadie me va a contestar, porque solo soy una madre:
Las víctimas estamos cansadas de pedir más y mejor justicia, para unas muertes de inocentes por culpa de conductores borrachos, drogados, violentos, e irresponsables que utilizan el coche como un arma de matar. Más y mejor justicia que en veinte años, poco ha cambiado.
Y me sigo haciendo las siguientes preguntas:
¿Por qué algunos jueces no disponen cárcel preventiva superior a 24 horas, para aquellos delincuentes viales que producen muerte y cuando estamos dando sepultura a nuestros seres queridos, ellos, los que han producido la muerte, ya están en la calle?
¿Por qué La Ley de Víctimas de Delitos no recoge que, las víctimas de siniestros de tráfico, como víctimas de delitos que también somos, tengamos el derecho a que el victimario no permanezca libre mientras que estamos dando sepultura a nuestros familiares, ni durante un tiempo crucial de nuestro duelo?
¿Por qué el poder legislativo no legisla claramente, para que todo aquel delincuente vial culpable de producir muerte, permanezca en la cárcel, desde el momento en que es detenido o producido el hecho, por un periodo negociable con las víctimas, no computable con la condena que le fuera impuesta una vez juzgado por el delito cometido, y que, por lo general, no se llevará a cabo hasta pasado unos tres años?
¿Por qué las asociaciones de víctimas, no piden a la Fiscalía General de Seguridad Vial, y a los fiscales en general, que apoyen, redacten, modifiquen o dicte las normas necesarias para llevar a cabo una modificación de la Ley de Víctimas de Delitos, con la petición anterior que haría un poquito más llevadero nuestro duelo? Es de justicia y nos lo deben como víctimas que somos, y tengo entendido que cualquier asociación de víctimas podría pedirlo.
¿Por qué el poder legislativo, no legisla para que los siniestros de tráfico, especialmente los producidos por conductores borrachos o habiendo ingerido otras drogas, por exceso de velocidad, o todos los que lo hayan hecho con total desprecio a su vida o la de los demás, sean considerados como homicidio doloso y no homicidio imprudente, variación solo según la interpretación del juez de turno, para que puedan ser penados con mayor contundencia? Quitar la vida a una persona es el mismo delito sea cual fuera el arma con la que se lleve a efecto.
¿Por qué los gobiernos, estatal, de comunidad o de ayuntamientos, no hacen todo lo posible por crear políticas viales en las que se tengan en cuenta el cambio climático, apostando por una movilidad sostenible y mayormente pública, tomando medidas que reduzcan la contaminación de pueblos y ciudades?
¿Por qué no potencian el transporte público, propician y favorecen, cada vez más, los “caminos seguros al cole”? Al igual que la enseñanza temprana de seguridad vial a los niños, hay que sembrar el objetivo de, ir andando al colegio.
¿Por qué no favorecen el uso de bicicletas o patinetes, de una forma segura y exenta de compartir riesgo con los coches?
¿Por qué no se hace lo posible para apartar los coches de las puertas de los colegios?
¿Por qué de una vez por todas no dejamos de ser un país de borrachos, legislando que, para circular, la tasa de alcohol permitida sea «cero, cero»?
¿Por qué sigue sin existir un protocolo, extensible a todas las comunidades, policías locales, guardia civil, mossos, ertzaintza… para que las pertenencias de una víctima de siniestro de tráfico, sean custodiadas por las mismas y no sean abandonadas en el arcén o dejadas en el coche, a mano de cualquier desaprensivo, ni se les encargue su custodia a los profesionales de grúas, que ya tienen bastante con su labor de desalojar del asfalto un montón de chatarra?
¿Por qué no se conceden verdaderas ayudas económicas, directas, para las familias que se rompen con los siniestros viales?
¿Por qué no se destinan ayudas económicas, procedentes de lo que la DGT recauda como sanción, para esas familias que se quedan sin el padre o madre, o ambos, sin el sustento de una casa, desde el momento en que se produce el siniestro, sin tener que esperar tres o cuatro años a que se resuelva el juicio, todo ello sin impedimento de las indemnizaciones que por ley les correspondan?
¿Por qué la DGT, sigue con escasez de personas, no pudiendo realizar una verdadera función coercitiva, de ayuda, y vigilancia?
¿Por qué la enseñanza y concienciación en Seguridad Vial, sigue sin ser una materia imprescindible y obligatoria en colegios e institutos, y ampliada a personas mayores y vulnerables, y no dejada solo en manos del voluntariado de asociaciones?
¿Por qué las víctimas tienen que ser las que cumplan la función de concienciación en los cursos de recuperación de puntos perdidos del carnet, y en muchos casos el apoyo psicológico a las víctimas?
¿Por qué no se obliga a la prensa a utilizar un vocabulario adecuado a la hora de dar la noticia de los siniestros viales, eliminando la definición “muere”, cuando lo sucedido es que en ese siniestro se le ha “matado”?
¿Por qué a los conductores, generalmente borracho o con otras drogas, que conducen en sentido contrario se les sigue llamando “kamikaze” si en la mayoría de los casos el único que muere es la víctima?
Y tengo muchas más, pero estas son las fundamentales.
Todos estamos en las calles como peatones o conductores, todos podemos ser víctimas o victimarios, pero no todos somos delincuentes. La sociedad debe ser más severa con aquellos que producen muerte por sus acciones delictivas. Los siniestros de tráfico son un mal evitable, no nos acostumbremos a verlos como un accidente trágico e inevitable.
Un minuto de silencio por todas las víctimas tráfico que se han producido este año. Y un especial recuerdo para todos los que han muerto este año, en sus coches, por motivo de la Dana, aunque estos damnificados no han tenido un siniestro vial, pero sí son también víctimas, aunque no de un siniestro vial.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, víctima de un conductor borracho.
17 de noviembre de 2024